La paridad: un compromiso inquebrantable por la igualdad en el ejercicio del poder

La paridad: un compromiso inquebrantable por la igualdad en el ejercicio del poder

La búsqueda de una participación equilibrada entre hombres y mujeres en posiciones de poder, capta con creciente intensidad la atención de la sociedad

Por: Giovanni Mendoza Caro
agosto 17, 2023
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La paridad: un compromiso inquebrantable por la igualdad en el ejercicio del poder

En pleno siglo XXI, la noción de paridad, entendida como la búsqueda de una participación equilibrada entre hombres y mujeres en posiciones de poder, capta con creciente intensidad la atención de la sociedad.

En este nuevo milenio, las voces que emergieron décadas atrás, impulsadas por victorias emblemáticas para la dignidad humana y social de la mujer, como el acceso al sufragio femenino y la proclamación de la igualdad ante la ley, adquieren una fuerza aún mayor.

Sin embargo, pese a los esfuerzos orientados hacia la representación paritaria en el ejercicio del poder, persisten retos de considerable envergadura.

En primer plano se erigen los obstáculos arraigados en un sistema patriarcal, el cual ha tejido un entramado que coloca a la mujer en una posición de desventaja y ha fomentado la pervivencia de la antigua e injustificada idea de su inferioridad en la conciencia cultural de una extensa parte de la población.

Recientemente, durante un encuentro auspiciado por la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Chile el pasado 6 de marzo, se puso de manifiesto que la democracia paritaria sigue siendo un objetivo distante en América Latina y el Caribe.

Esta realidad incita a reflexionar: ¿Qué factores frenan el progreso hacia una democracia paritaria en América Latina? ¿Cómo influye la coyuntura actual en la efectividad de los planes de desarrollo en la región? ¿Cuál sería la manera más efectiva de superar estos obstáculos y fortalecer las democracias latinoamericanas en esta dimensión?

En esta reunión mencionada previamente, José Manuel Salazar-Xirinachs, destacado representante de la CEPAL, enfatizó que en América Latina y el Caribe, las mujeres apenas cuentan con una participación promedio del 30% en el ámbito público de toma de decisiones, y únicamente el 15% de las alcaldías en la región son ocupadas por las mismas.

Aunque se han logrado avances legislativos para fomentar la paridad, estos quedan a menudo cortos en cuanto a efectividad.

Los cambios necesarios deben ahondar en el tejido social mismo. Persisten factores como desigualdades constantes en la educación, la etnia, el estatus social y la distribución de la riqueza, que limitan las oportunidades de las mujeres para acceder a cargos de representación y, en ocasiones, las convierten en víctimas de manipulación, instrumentalizadas para cumplir cuotas de representación sin lograr una auténtica representatividad.

La paridad de género tiene el potencial de impactar significativamente en la efectividad de los planes de desarrollo implementados por gobiernos de América Latina y otras regiones.

Para asegurar que las necesidades, perspectivas y experiencias de las mujeres sean consideradas en la formulación de planes de desarrollo, es imperativo que las mujeres estén representadas en forma justa en la toma de decisiones y la confección de políticas.

La omisión de la representación femenina puede llevar a pasar por alto desafíos y soluciones cruciales, lo cual tendría un impacto negativo en la ejecución de los planes de gobierno.

En este contexto, la paridad de género juega un rol trascendental en la consecución de una transformación cultural y social más profunda, en paralelo con la consolidación de la igualdad de derechos.

Impulsar la inclusión de la paridad de género en los planes de desarrollo puede contribuir a cuestionar los estereotipos de género, poner en tela de juicio las normas sociales restrictivas y los roles tradicionales, y enriquecerlos con un enfoque de género sagaz.

Esto propiciaría una sociedad más inclusiva y equitativa, donde las contribuciones de hombres y mujeres sean valoradas y respetadas en igual medida. Además, es crucial destacar que la sostenibilidad desempeña un rol protagónico en el diseño de políticas públicas. La evidencia respalda que se obtiene un desarrollo económico, social y ambiental más sólido cuando las mujeres tienen igualdad de oportunidades y acceso a recursos.

La concreción exitosa de planes de desarrollo sostenible reposa en la inclusión y empoderamiento de las mujeres, que desempeñan un papel fundamental en esferas como la educación, la salud, la agricultura y la gestión ambiental.

En conclusión, la igualdad de género emerge como un pilar fundamental para el éxito de las estrategias de desarrollo en América Latina y otros puntos del mundo. Una visión más completa, justa y sostenible del desarrollo se erige gracias a la inclusión y participación de las mujeres en la toma de decisiones y la definición de políticas.

La superación de las brechas de género representa uno de los desafíos más apremiantes que la sociedad contemporánea debe abordar. Para materializar este anhelo, se requieren medidas concretas, como reformas institucionales que promuevan la igualdad y que, a su vez, abarquen los tres poderes estatales, robusteciendo así la democracia con una representación genuina en todos los niveles.

Los partidos políticos, igualmente, poseen un rol crucial en la consecución de una democracia paritaria auténtica. Su compromiso debe radicar en encarnar la igualdad no solo como un requerimiento legal, sino como un principio genuino. Aunque se han logrado avances, el camino a recorrer es largo y desafiante.

Tanto los administradores estatales como la sociedad civil comparten la responsabilidad de alcanzar índices superiores de igualdad. Las nuevas generaciones revisten un papel determinante en la reconfiguración de las relaciones de poder y en la movilización social, motorizando reformas que culminen en una sociedad más justa.

Asimismo, aquellos en formación y quienes ya desempeñan cargos públicos deben abrazar las nuevas corrientes socioculturales y la dinámica de cambios que define nuestro tiempo. Esto les permitirá cumplir sus funciones de manera más eficaz y servir a la sociedad con excelencia en la búsqueda incansable de una igualdad auténtica.

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