Dado el resultado de las últimas elecciones para el Senado, el Centro Democrático ha perdido su influencia. El uribismo está dando sus últimos suspiros antes de desaparecer de la escena política colombiana. No entiendo el porqué, los petristas insisten en asociar a Federico Gutiérrez con Uribe y el Centro Democrático. Al asociarlo con el exsenador demuestran que Petro le tiene miedo a la sombra de un fantasma del pasado.
Fico es Fico, nunca ha sido ni será uribista.
Fico representa el dinámico futuro progreso de Colombia.
El petrismo es un culto.
Históricamente, los cultos llevan a sus seguidores a obedecer ciegamente los dictámenes del culto. En la gran mayoría de los casos, con resultados funestos.
El petrismo es un culto. Promete construir un tren elevado de Buenaventura a Barranquilla. Supuestamente esta es una de las propuestas para comenzar la transformación de Colombia. Sus seguidores recalcitrantes no ven el peligro ni en esta u otras de sus ideas locas. Los petristas lo siguen ciegamente.
El resultado será la destrucción de muchas instituciones en Colombia. Petro desea recrear a Colombia a imagen y semejanza de Cuba y Venezuela. Los petristas defienden su culto a capa y espada sin hacer caso a la triste, opresora realidad que existe en esos países.
Todos los cultos enceguecen.
El uribismo está en sus pasos finales. Los petristas insisten en asociar a Gutiérrez con un fantasma.
Federico es un individuo íntegro, honesto, dinámico, como lo demostró en su mandato en la alcaldía de Medellín.
Petro es un gran comunicador de sus locas ideas, pero un poco incompetente como administrador, como lo comprobó en su mandato en la alcaldía de Bogotá. Los petristas seguirán sin cambiar de rumbo. Invito a concentrarnos en elegir a alguien con sentido común, para proteger a Colombia de la funesta dirección que el culto de Petro tiene planeado para Colombia.