La historia de la “Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato S.A. – Fabricato” ha estado acompañada de un continuo vaivén, de buenas épocas a malas, de reinventarse y volver a surgir. La empresa se constituyó el 26 de febrero de 1920, pero su inicio estuvo marcado por la crisis de la posguerra que demoró la construcción de la planta, la cual finalmente se inauguró en agosto de 1923 con la maquinaria más moderna de ese entonces. Fabricato creció y para 1939 era la empresa más grande de Colombia, tanto en capital como en producción. Estas buenas épocas de expansión y consolidación le duraron hasta los años ochenta.
Al comenzar los años 80 el Gobierno abrió la economía y se disparó el contrabando. La empresa no estaba preparada para la competencia, no se había modernizado, los accionistas se habían repartido más dividendos de los que debían a costa de menores inversiones. Con la crisis del mercado interno las ventas cayeron, los costos aumentaron, la deuda creció y la empresa enfrentó su primera huelga. El Grupo Colombia de Félix Correa se apoderó de la compañía e invirtió los recursos disponibles en otras empresas de su conglomerado, lo cual la desangró financieramente. El gobierno intervino al Grupo y la empresa tocó fondo, la acción que valía 42 pesos en 1979 cayó a 4,13 en 1983. El abril de 1983 la empresa entró en concordato, y vendía acciones en la calle a 7 pesos. La empresa reaccionó, realizó un proceso de modernización, el gobierno realizó mayores controles al contrabando y la Fabricato volvió a crecer, para 1991 la acción se cotizaba a más de 200 pesos y para 1992 había pagado todas sus deudas, que la colocó nuevamente a la vanguardia en América Latina.
La drástica reducción de aranceles decretada en el gobierno de Cesar Gaviria, redujo la producción de fibras, hilos y textiles. La caja de la empresa volvió a quedar vacía al final de los 90 y debió acogerse en 2000 a la Ley 550 (de Reestructuración Empresarial), sus obligaciones ascendían a 340.000 millones de pesos, pero superó la crisis nuevamente mediante un proceso de modernización para mejorar la eficiencia y reducir costos de producción. En el 2008 inauguró la planta de Índigo más moderna de América Latina tras una inversión de 40 millones de dólares.
En el 2011 vino una nueva crisis, pero esta vez de movimiento de acciones a través de Interbolsa con el objetivo de obtener la mayoría accionaria de la empresa para poder vender el lote donde operaba la fábrica en Bello. La acción de Fabricato fue subiendo de precio de manera inexplicable, para las condiciones de la compañía. En enero de 2011, la acción estaba en 26,60 pesos, y el 29 de diciembre del mismo año pasó a valer 84,50 pesos. Una valorización de más del 200%. Mientras la acción subía como espuma, los resultados de la textilera caían. Finalmente, todo el andamiaje se vino al piso cuando el mercado comenzó a desconfiar, con un mercado inundado de repos de Fabricato (venta de acciones con el compromiso de recompra en determinada fecha a un valor definido) ya nadie quiso hacer más La ambición rompió el saco. Algunos calculan que de haber tenido éxito, y de haberse vendido Fabricato como se esperaba, por unos 640.000 millones de pesos, las ganancias habrían sido muy jugosas para todos. El desenlace fue la liquidación de Interbolsa, y varios inversionistas con posesión de acciones de Fabricato por muy poco valor.
En un nuevo giro, llegó en 2013 como presidente el brasilero Carlos Alberto de Jesús, que venía de dirigir Vicunha Ecuador, cuya casa matriz en Brasil, había manifestado intereses en adquirir a Fabricato. Alberto de Jesús, recuperando la idea que generará la crisis, y sustentándola con una tecnificación de la empresa, creó un patrimonio autónomo para desarrollar vivienda, locales comerciales y servicios en los 100.000 metros cuadrados de las instalaciones de la antigua sede de Pantex en Bello. El valor total del proyecto inmobiliario Ciudadela Fabricato es de unos $1,26 billones de pesos, en que la textilera es socia de Arquitectura y Concreto, Londoño Gómez, e Inmoval (cartera colectiva administrada por Credicorp Capital). Fabricato quedó con el 70% de los derechos fiduciarios y $ 98.000 millones de pesos por ventas de participación a los socios.
Con la estabilidad financiera obtenida, la compañía invirtió 45 millones de dólares en tecnología que trajo reducción de costos, una disminución de personal de 3.800 a 2.419, una planta de tratamiento de agua que la purifica y devuelve al proceso productivo, y menos energía mediante la autogeneración (produce el 80 % de lo que consume). La reducción de cuatro fábricas a dos.
La industria textil y de confección cierra un primer semestre en negativo en el país. Según el Dane, en junio el sector de hilos y telas produjo 20 % menos que el mismo mes del año pasado. Las condiciones negativas del país, el ingreso al país de telas por debajo del costo internacional razonable, el debilitamiento de los aranceles debido a los acuerdos internacionales y el contrabando de los productos textiles son las causas más mencionados por los empresarios. La menor producción implica despedir trabajadores, y se estima que ya se habrían perdido 80.000 empleos. Por esto el gerente de la empresa, el brasilero Carlos Alberto de Jesús, decidió una medida de choque para intentar atajar la crisis.
Ordenó paralizar las actividades de la empresa por quince días a partir de este sábado 26 de agosto a las 10 pm, a los 2.419 empleados se les pagará bajo el concepto de licencia remunerada. Las razones dadas por la administración, es el cumplimiento de presupuesto en producción por sus altos niveles de eficiencia que no estuvieron acompañados de las ventas, por lo que se tiene un inventario más alto de lo esperado, y la empresa prefirió bajar el volumen de producción en un 80 % para no aumentar el inventario y mantener saludable su flujo de caja. Fabricato en comparación con el primer semestre del año pasado, registró una reducción de 5.5% en las ventas, el presidente indicó que el ambiente de negocio del primer semestre de 2017 fue uno de los peores desde la crisis de 2008-2009 y quiere adelantársele a un problema que puede volverse mayúsculo.