Le pedimos a Andrés que nos cuente cuáles serían acciones concretas a realizar para lograr avanzar en el tema de las ciudades-regiones o en las Regiones Administrativas y de Planificación Especial – RAPE, específicamente la Central compuesta por Boyacá, Cundinamarca, Meta, Tolima y el Distrito Capital.
Primero, reconocer el desequilibrio regional. Segundo, reconocer la interdependencia entre Bogotá y la región en temas como suministro y protección del agua, competitividad, movilidad y seguridad alimentaria. Tercero, moderar el crecimiento de la ciudad, porque la expansión desordenada hacia los bordes implica conurbación, segregación, agudización de los déficits de vivienda, escasez de los usos eficientes del suelo, problemas de seguridad y ruptura de equilibrios. En otras palabras, pensar la ciudad como un nodo principal y desarrollar ciudades intermedias. Cuarto, construir una estructura ecológica que implica proteger los páramos, diseñar planes regionales de manejo de recursos hídricos, descontaminar el río Bogotá, y declarar nuevas áreas protegidas así como ampliar y re categorizar las que existen (humedales). Quinto, crear un plan de infraestructura, transporte, logística y servicios públicos, es decir, retomar iniciativas como el tren de cercanías o el metro ligero, red de aeropuertos regionales, puertos secos, etc. Sexto, diseñar una estrategia de seguridad alimentaria y fortalecimiento de la producción y tradición agrícola, a través de cadenas de valor, protección de la diversidad de cultivos.
Fotografía: Camilo Rozo
Finalmente, Andrés está convencido de que “La paz no es posible si no hay una estrategia de ciudad-región real, competitiva y productiva, basada en una estructura administrativa que apoye acuerdos de voluntades orientados a reducir las desigualdades regionales. Es necesario articular el capital social que tiene la capacidad de trabajar en red: organizaciones, universidades, asociaciones, campesinos, etc., actores que han estado excluidos, incidan en la región”.
Andrés cuida a su familia, sus amigos, lo público y el buen nombre.
