PLUSVALÍA: Valor que cada trabajador crea por encima de la remuneración recibida por su fuerza laboral
Las protestas sociales pre-covid 19, tanto en Europa como en América Latina son el preámbulo del enorme malestar social que se avecina, luego de que se supere la crisis de la pandemia que sufrimos, cuyas consecuencias agravarán aún más el malestar de la desigualdad. Los dirigentes de países como Colombia se verán abocados a obedecer el nuevo consenso de los organismos internacionales acerca de la corrección de los déficits en las cuentas gubernamentales. Una de las primeras recomendaciones de los expertos de esos organismos consiste en echarle la culpa a los pensionados de la carga de las mesadas como porcentaje del PIB.
Los economistas neoliberales plantean que todas las actividades económicas deben ser auto sostenibles, de manera que, según ellos, a los pensionados solo hay que devolverles el valor de los aportes a los sistemas de pensiones durante su vida laboral, puestos en valor presente y proyectados según la esperanza de vida. Este planteamiento desprecia la teoría del valor apropiada por Adam Smith, padre del liberalismo Manchesteriano. En justicia, el monto de las mesadas debe permitir que en la vejez se mantenga el nivel de vida del aportante en los últimos años de su vida laboral, cuyo pago debe derivarse, además de la devolución de los aportes individuales y de los valores que aportan las personas que aún laboran, de la devolución de parte de la contribución de cada individuo a la creación de riqueza social. Quienes se apropian de la plusvalía social deberían entonces contribuir a los fondos para pagar las mesadas pensionales.
Para explicar la creciente desigualdad económica en el mundo, Piketty, en el conocido texto del capital en el siglo XXI, muestra que la tasa de rendimiento del capital supera de modo constante a la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso, de modo que los dueños de los medios de producción concentran cada vez en mayor medida la riqueza de los países. Los estudios hechos para Colombia por Juliana Londoño (alumna de Piketty) han ratificado la alta concentración de ingresos, que hacen de Colombia el tercer país con mayor desigualdad en América Latina.
La paradoja en Colombia es que quienes menos aportan a la creación de riqueza, e incluso algunos que destruyen riqueza en vez de crearla, son los que terminan devengando las más altas pensiones, llámense congresistas, burócratas del ejecutivo y del sector judicial, intermediarios financieros y los corruptos, que han desangrado las arcas nacionales en más de 50 billones de pesos al año, y que deberían ser sancionados no solo con cárcel intramural sino con la devolución con intereses de todo lo timado, así sea por medio de la expropiación de bienes adquiridos con los dineros robados, y esos dineros podrían ir a fondear los presupuestos de colpensiones.
Por otra parte, es necesario recordar que en las proyecciones hechas en los 90 por el padre de Juliana, Juan Luis Londoño, se preveía, como requisito indispensable para la financiación de los gastos en salud y en pensiones, la necesidad de formalizar el empleo de casi la mitad de la población empleada, que no está afiliada a los fondos que contribuyen a financiar en parte la pensión de los adultos mayores.
Entonces no se entiende cómo se propone bajar las tasas de renta a las grandes empresas, con el argumento de que hay que estimular la competitividad y la generación de empleo, tomando en consideración que éste camino ha conducido en el pasado a incrementar la tasa de ganancia de los monopolios y oligopolios y no a la generación de nuevo empleos formal.