“La pandemia nos enseñó: La prioridad es producir comida para el consumo colombiano"

“La pandemia nos enseñó: La prioridad es producir comida para el consumo colombiano"

Los pequeños ganaderos del Caquetá soportaron la cuarentena sin sacar leche ni queso. Han armado un modelo que les está funcionado, como explica Rafael Torrijos desde Florencia

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junio 03, 2020
“La pandemia nos enseñó: La prioridad es producir comida para el consumo colombiano

Son dos millones de reses las que pastan en el Caquetá, un departamento recuperado después de haber soportado los años duros del conflicto en medio del Bloque Sur de las Farc y los paramilitares  de los Héroes de los Andaquíes.  La mayoría de las fincas de alli son de pequeños ganaderos que producen el 10% de las cantinas de leche del país y buena parte del queso de las pizzerias del suroccidente y hasta antes de la pandemia, llegaban hasta 35 de los mejores restaurantes de Bogotá.

Pero lo mejor de todo se han logrado esto protegiendo cada vez más los suelos frágiles de la Amazonia, de la que forman parte.  Rafael Torrijos, un ganadero de tradición y gerente del Comité de ganaderos del Caquetá conversa desde Florencia, la capital del Caquetá con Juan Manuel Ospina.

 

Juan Manuel Ospina: ¿A ustedes como productores de leche como les está yendo en medio de la pandemia?

Rafael Torrijos: Tenemos más de dos millones de reses en el Caquetá, es decir el  8% del hato bovino nacional. Se ordeñan 2 millones de litros, 10 de cada 100 cantinas de leche vienen del Caquetá, así que la emergencia claro que nos ha afectado. Pero somos agradecidos, hemos podido sobrellevar la crisis, a pesar de que el precio de la arroba de queso, con el que se hacen los buñuelos de Bogotá, llegó a estar casi a la mitad; igual que la leche. La producción no se disminuyó y aguantamos y el precio se ha ido recuperando. A Bogotá salen más de 1.000 reses diarias y lo hemos logrado sin aumentar más área de potreros

JMO: ¿Cómo han ido logrando devolverle hectáreas al bosque?

R.T: Desde el 2013 estamos en eso: vacunando al ganadero contra la desforestación. Hemos logrado concientizar al ganadero que uno de los factores más importantes para medir a una finca es la cantidad de sombra que tenga. El árbol es el principal aliado de la ganadería. Venimos desarrollando baterías de herramienta para que la ganadería sea más amigable con el medio ambiente. Hemos hecho once reservas naturales de la sociedad civil y luego en un año tener 36 más.

JMO: ¿Es que la cadena de la ganadería se inicia en la pradera. Hay que romper esa pelea entre el hombre y la naturaleza, eso ya es historia patria?

R:T: Es que si no hay prácticas para defender el agua, los principales afectados son los ganaderos, y económicamente. Ya no medimos los parámetros que antes se medían, ahora medimos la eficiencia con Biodiversidad porque todo está enfocado en la sostenibilidad de la ganadería.

En la sombra es donde el ganado produce la plata;  es que las vacas necesitan echarse en la sombra y ahí engorda y produce la leche. Es doble beneficio, se mejora el negocio y de paso el medio ambiente; quien mejor maneje la tierra va a estar mejor.

JMO: Ustedes son afortunados, no todos los productores agrícolas están viviendo un buen momento como ustedes ahora en esta crisis

R.T.   Habiamos logrado convenios con  38 restaurantes en Bogotá con propuestas como por cada domicilio, regalamos un árbol, cuando cerraron perdimos esos clientes. Tuvimos que repensar. Pero la verdad, la afectación del negocio ganadero en el Caquetá  ha sido solo entre el 15 y el 20%

JMO: ¿Qué cambios podrían empezar a darse en el sector agropecuario, qué aprendieron de toda esta crisis? Sin duda, la comercialización es el cuello de botella de la producción agropecuaria.

Estamos inventándonos sellos atrevidos como el Queso desminador, estamos innovando. Son los quesos hechos en lugares que alguna vez estuvieron minados y que el ejército limpió. Ese queso existe porque se logró desminar esas tierras y eso llama la atención, además es un sello de ganaderos que protegen el medio ambiente. Nos dimos cuenta que había que privilegiar el mercado interno. Es que estábamos desperdiciando un potencial buenísimo que es el de acá de Florencia y teníamos desatendido la propia capital del departamento.

JMO: Ha tocado un punto central. El tema de la seguridad alimentaria se habia quedado en discurso político, pero hoy en día en el mundo hay una conciencia de que hay que cuidar la salud y también la alimentación. La prioridad es producir comida para el mercado interno. Lo que producíamos no era comida sino dólares. Necesitamos entender que la agricultura de comida hay que volverle a dar la importancia que tiene. La agricultura existió para producir comida. Esta pandemia nos enseña que no podemos depender de las importaciones. El grueso de la canasta familiar colombiana está lista con productos colombianos. ¿ Qué tendrían que hacer para empujar esa línea?

R.T: Desde el 2011 estamos en eso. En el mundo gastronómico de Colombia nos ha fijado un posicionamiento a lo quesos del Caquetá y también se le reconoce la labor ambiental de nuestros ganaderos. El modelo y la metodología se tienen. Estas los elementos para industrializar localmente.

JMO:  ¿Qué falta para acabar de dimensionar este proyecto para expandirlo por todo el país que no se limite al Caquetá?

R.T: Hay que pensar que hacer ganadería en una fragilidad de suelo como el Amazónico puede ser visto como un infortunio pero es en  realidad una ventaja y no de ahora, desde el siglo XVIII cuando llegaron las primeras vacas al Caquetá. Tenemos metodología y tradición. Acá todos ganamos pero el desafió es el escalamiento, con el flujo del negocio actual el ganadero no tiene como hacerlo, hay que encender el motor, darle recursos, asistencia técnica. Es que acá si usted se equivoca no tiene reversa. Hay necesidad de un fuerte apoyo técnico. Pero vamos pa’lante, se lo aseguro. Y el modelo ganadero del  Caquetá hay que conocerlo.

 

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