Hace tres años la mamá de Julieth Restrepo no sabía cuál de los dos canales sintonizar. En Caracol podía ver a su hija como una campesina que había sido víctima de la trata de blancas en La Promesa, mientras que en RCN, a la misma hora, era Luisa en A mano limpia II, una joven psicóloga de estrato alto que hacía su práctica profesional en un barrio humilde bogotano. Hasta hace pocos días, el dilema volvió a repetirse; en Caracol era la primera santa colombiana y en RCN era una trabajadora social que quería separar a la pequeña Lady Tabares de su madre. Para fortuna de la señora, hoy día es posible ver los capítulos por internet, pues de otra manera no le alcanzaría el tiempo para ver todo lo que hace su hija, cuyo rostro es cada vez más conocido entre los millones de colombianos que aún se sientan a ver televisión nacional por las noches.
La carrera de Julieth Restrepo empezó frente a un poste de luz en Medellín. Un afiche anunciaba que se estaba realizando un casting para una película, y la joven que por entonces trabajaba como vendedora de ropa y hacía teatro en sus ratos libres, le dijo a su papá que la llevara a presentarlo. Cuando pidió permiso en la empresa para ir a grabar la película a Bogotá, nadie le creyó. Igual sucedió en el colegio pues pasó más de un año desde que ganó el casting hasta que empezó el rodaje. En diciembre de 2005 terminó de rodar la última escena de Al final del espectro con la convicción de querer dedicarle la vida entera a lo que en principio fue un pasatiempo, y dos meses después había pedido traslado en la empresa para radicarse en la capital. Sin embargo, no alcanzó a cobrar más de una quincena, pues como el objetivo era ser actriz no había razón para estar vendiendo ropa en el almacén Tennis de Unicentro.
Luego vinieron seis meses como asistente de vestuario en comerciales, talleres de actuación con Victoria Hernández, una primera obra con el Teatro Libre, muchas hojas de vida por repartir y muchos contactos por conocer, de los cuales hubo varios que le presentó la actriz Silvia de Dios, su madre en Al final del espectro, que se convirtió en una especie de madrina. En efecto, la segunda vez que Silvia sería madre de Julieth fue en la telenovela Verano en Venecia, donde la joven, con 22 años, realizaría una de sus más grandes fantasías de la infancia; saber qué se siente recibir un premio como mejor actriz.
Arriba con sus padres, a quienes no deja de mencionar cada vez que gana un premio. Abajo, durante el rodaje de La Promesa, serie donde interpretó a una víctima de la trata de blancas en España. Fotos: Instagram @julieticarestrep0
A Julieth Restrepo aún se le entrecorta la voz cuando recuerda aquél momento. Se encontraba en su habitación del hotel en Barichara, donde se grababa la telenovela, cuando recibe una llamada del productor de Al final del espectro para contarle que había ganado el Premio Nacional de Cine. Las otras nominadas eran Laura García, Marcela Valencia y Teresa Gutiérrez. Era su primera película y se convirtió en su primer premio. De inmediato llamó a sus padres y éstos le advirtieron que sería el primero de muchos. No se equivocaron. Luego vendrían 3 TV y Novelas (por las dos temporadas de A mano limpia y su personaje en Comando Élite) y un Premio Macondo, por la película Estrella del Sur. Hasta el momento, todos como Mejor Actriz de Reparto.
A la paisa la hemos visto siendo pobre y rica. Ha sido desde policía hasta drogadicta; psicóloga y demente también. Lo único que hasta el momento no ha cambiado en ninguno de sus personajes es el tamaño de sus ojos marrones, ni la ligera inclinación hacia un lado de sus finos labios. En los últimos cinco años, ha llevado el pelo de todas las maneras posibles. Lo ha tenido por encima del cuello y hasta la cintura; también ha sido castaña y pelirroja. Ella no tiene problema en lucir según lo indique el guion.
Si las madres del Colegio Eucarístico de Medellín comparten el mismo pensamiento que la congregación de la Madre Laura, entonces no les habrá causado mucha gracia ver a una de sus mejores estudiantes -que pasó becada todo el bachillerato- poniendo en duda el honor de la primera santa colombiana y distorsionando su historia. En todo caso lo hecho, hecho está. Julieth ya dejó el personaje en manos de la actriz Linda Lucía Callejas y la serie se terminó de grabar a principios de año.
Su padre un taxista y su madre una secretaria. Ninguno pegó el grito en el cielo cuando su hija decidió ser actriz. Ambos gozan con los logros de su carrera actoral, siendo la casa donde viven en Medellín, uno de estos. La llevaban y la recogían cuando tenía 13 años e iba al grupo de teatro de la Universidad de Antioquia los sábados. La madre disfruta al tener que enfrentar el problema de no poder verla en simultánea por RCN y Caracol, pues ve en Julieth la realización indirecta del sueño de ser actriz que en su juventud no cumplió.
Menos mal no pudo matricularse para estudiar Comunicación Social en la Universidad de Antioquia. De haber sido así seguro que no estaría en este momento en Los Ángeles persiguiendo el sueño americano, como hace diez años, cuando vino desde su natal Medellín a buscarlo en la capital. En aquella ocasión lo logró.
Por @enriquecart
