Desde que Millonarios anunció la llegada de Fredy Guarín se sabía que era una apuesta arriesgada. Los deseos del jugador de llegar al club desde hace varios años y del equipo de contar con sus servicios fueron más importantes que la realidad futbolística del volante de 34 años.
El declive deportivo de Guarín empezó a mitad de 2019, cuando dejó de contar para el técnico del Shanghái Shenhua. Esta situación motivó su salida rumbo al Vasco da Gama brasileño.
El “Guaro” no disputaba un partido oficial desde el 12 de marzo de 2020, y salió del Vasco en agosto después que el presidente del club dijera que “esperamos hasta donde entendemos que es posible, respetando el problema de Fredy Guarín, pero llegó al límite”.
Con sus problemas personales en Colombia y fuera de forma física, llegó a Millonarios que necesitaba suplir la salida Jhon Duque al fútbol mexicano. Desde el primer partido fue blanco de críticas por su evidente sobrepeso, y en su proceso de recuperar el estado de forma sufrió una lesión muscular que lo dejó casi todo marzo fuera de las canchas.
Para rematar, cuando Guarín regresó de la lesión se ausentó de entrenamientos por problemas personales y se conoció el incidente de violencia intrafamiliar en casa de sus padres.
Ante todas estas situaciones, Millonarios se ha comprometido a recuperar la mejor versión futbolística del volante y respaldarlo tanto a él como a su familia para sacarlo de este crítico momento personal.
Fuera de forma y con escándalos extra futbolísticos, la mayoría de equipos profesionales dejarían de contar con un futbolista, pero en Millonarios mantienen la fe intacta para que Fredy recupere la mejor versión de él, esa que lo llevó a consagrarse en la Europa League con el Porto, ser figura del Inter de Milán y un indiscutido en la Selección Colombia.