Numerosos elogios ha recibido el gabinete del nuevo alcalde de Cali, Alejandro Eder. Y son elogios merecidos pues se trata de un equipo incluyente, donde se destaca la alta participación de las mujeres y de los afro, lo que hace justicia en la ciudad que tiene el más alto porcentaje de negros en Colombia.
El nuevo gerente de Emcali, Roger Mina, tiene una gran formación académica y experiencia en entidades del orden nacional e internacional como Ecopetrol y el BID; Álvaro José Rengifo, nuevo gerente de Metrocali, ha trabajado más de diez años en el tema del transporte masivo; otra funcionaria de lujo es María Prado, secretaria de Hacienda, quien tiene más de 25 años de experiencia en los sectores público y privado del país, y ha ocupado cargos de la talla del viceministerio de Petróleos y la vicepresidencia de Terpel.
Tendría que dedicar toda la columna para destacar las cualidades de los miembros del gabinete de Eder, plagado de gente preparada, conocedora y con ganas de trabajar por Cali. La preocupación que me asalta no tiene ver con ese gabinete sino en el equipo de asesores. Donde, por cierto, también hay gente muy buena, pero en el que aparece un personaje con unos antecedentes funestos: Milton Castrillón. Me quedé de piedra cuando vi el listado de asesores y me encontré con ese nombre. Como las serpientes, Milton tiene la capacidad de cambiar de piel cada cierto tiempo. O mejor, después de cada escándalo. Y ahora aparece con la piel de asesor del alcalde Eder.
Para los que llegaron tarde les informo que Castrillón, junto con Carlos Pinilla y Orlando Chicango, conformó el tristemente célebre grupo de los Mipichi, que desde el Concejo cogobernó con Apolinar Salcedo. Todos los contratos que se celebraron en el gobierno de Apolinar, uno de los más corruptos en la historia de la ciudad, fueron promovidos o avalados por los Mipichi, incluido el de la privatización del recaudo de impuestos, que terminó costándole el puesto a Salcedo.
Incluso, siendo presidente del Concejo, Castrillón se vio envuelto en uno de los episodios más bochornosos que me ha tocado presenciar en mi larga carrera periodística. Sucede que un grupo de empresarios quiso poner unas bombas de gasolina en los separadores viales por donde pasaban las troncales del MÍO. Para ello era preciso cambiar el uso del suelo de esos separadores, modificación que debía ser aprobada por el Concejo, concretamente por la Comisión de Tierras.
Según una fuente que más adelante mencionaré, a cada miembro de esa Comisión y a Milton, que era el presidente del Cabildo, les ofrecieron $300 millones por ese ‘servicio’. El cambio fue aprobado sin contratiempos, por lo cual los empresarios procedieron a cancelar la respectiva ‘comisión de éxito’.
Lo increíble es que la persona a la que los empresarios le encomendaron la tarea de cobrarle a Milton también está en la nómina de asesores de Eder. Su nombre es Diego Ramos
Pero sucedió lo que no estaba en los presupuestos de los empresarios: La Procuraduría destituyó a Apolinar Salcedo, antes de que sancionara ese acuerdo y el nuevo alcalde Ramiro Tafur, con toda razón, lo objetó. Al no haber acuerdo, los empresarios pidieron el reintegro de ‘la Comisión de éxito’.
Todos los concejales que participaron en la aprobación del acuerdo accedieron a devolver la plata. Menos Milton. Entonces los empresarios contrataron a un personaje que se ha debatido entre la política y las leyes para que presionara a Milton para que les devolviera la platica. A lo que finalmente el hoy asesor de Eder, ante el escándalo que se estaba armando, accedió. Finalmente, un actual miembro de la Asamblea, conservador para más señas y muy cercano Milton, le hizo el favorcito de llevar la plata, en rama, a una de las bombas de los empresarios.
Lo increíble es que la persona a la que los empresarios le encomendaron la tarea de cobrarle a Milton también está en la nómina de asesores de Eder. Su nombre es Diego Ramos y toda esta historia se la contó en su momento al periódico El País. Por estos hechos, la Procuraduría formuló pliego de cargos contra Castrillón, en 2011.
Cuando estos hechos ocurrieron, Alejandro Eder estaba muy ocupado en la Alta Consejería para la Reintegración, con lo cual estoy convencido de que el hoy alcalde ignora los penosos antecedentes de su asesor. Lo que me extraña es que ninguna de las personas que lo rodea le haya advertido quién es Milton Castrillón.
Pero ya quedó notificado y los caleños esperamos que aplique los correctivos del caso, porque la presencia de una persona con semejantes antecedentes atenta contra la credibilidad de un gobierno que tiene como una de sus principales banderas la lucha contra la corrupción. Salir de Jorge Iván Ospina para caer en Milton es como pasar de Guatemala a Guatepeor.
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