Serpa prometió en las recientes elecciones dos en campaña: La primera, quitarse el bigote si su candidato a la alcaldía de Bogotá no resultaba electo. Anda en eso aunque no lo hemos visto cumplirla; La segunda, "meter las manos al fuego" por su candidato a la gobernación de Santander, Didier Tavera, si se le encontraba tacha alguna para no poder ejercer el cargo más importante del departamento.
Pues bien, creo que a Serpa le deben ir alistando un cuarto en el pabellón de quemados del hospital Simón Bolívar en Bogotá, porque se le están empezando a quemar sus manos por todo lo que está saliendo a la luz sobre su amigo Tavera. Incluso, los pulpejos de sus dedos ya estaban quemados cuando líderes de su partido como Vivian Morales y Alejandro Galvis se oponían darle el aval al cuestionado Didier Alberto Tavera Amado, pero Horacio Serpa como en épocas del 8000 se cerró a la banda a defender lo indefendible.
Es deber como ciudadana informarle a Serpa que no solo Tavera Amado tiene un proceso sino que son cuatro los que reposan en la Corte Suprema de Justicia y en la Fiscalía General de la Nación en la unidad de contexto. Paradójicamente el señor Tavera me negó la existencia de dichos procesos; Incluso, ofreció pagarme los pasajes a Bogotá para que averiguara por tales procesos. Es claro que me negué. A los pocos días, dijo haber viajado a Bogotá y en pleno debate de candidatos a la gobernación, realizado por un canal regional, apareció con un papel que jamás mostró, donde supuestamente demostraba que no tenía una sola investigación. En eso atinó; realmente no tiene una, sino cuatro investigaciones.
Hoy, después de ríos de dinero que corrieron en la campaña, logró "conquistar" el voto de algo más de 310.000 santandereanos, pero la pregunta que todos tenemos es: ¿puede una persona con estas investigaciones en curso, ser gobernador?
Desde la óptica de lo ético, estaría inhabilitado... Pero acá, la ética no cuenta a la hora de elegir candidatos. Sin embargo, desde el punto de vista legal solo queda esperar que la justicia actúe a pesar de la influencia indebida de ciertos bigotes en instancias del poder judicial, que tratan de tapar y manipular procesos; si esa justicia actúa la historia podría ser otra.
De llegar la justicia a brillar en Santander, de llegar el procurador Alejandro Ordóñez a actuar como lo debe hacer en este escenario, tendríamos elecciones atípicas que le costarían a los santandereanos cincuenta mil millones de pesos, que por desgracia no los sacará Serpa ni aunque sus bigotes fueran de filigrana de oro.
¿Cuál es la lección que nos queda a todos. Cuáles son los juicios morales que se hará Serpa en las noches junto a Rosita, quien es su escudera a la hora de defenderse con chistes flojos que pierden gracia cuando lo cuestionan, o acaso su voz temblorosa, con aire de indignado soplara en su cabeza para recordarle que debió escuchar a la dirigencia de su partido o al menos a los medios nacionales que se atrevieron a denunciar, a pesar de las amenazas por silenciar una historia oscura que está a punto de salir a la luz? Una historia “Ponderosa” como se llama la finca de Didier, donde pernoctaban Aldemar Cardenas Soto y su banda de malhechores luego de cometer múltiples asesinatos en Guepsa, Barbosa y alrededores. Claro que Serpa le habrá dicho que responda que eso fue a sus espaldas para replicar el episodio del elefante aquel.