El año no comenzó bien para los habitantes de Barranquilla y de su área metropolitana. Los recientes hechos de violencia registrados tienen en alerta a las autoridades y a la ciudadanía en general debido al incremento de asesinatos en "la capital de vida", constituida así por la administración actual, en cabeza de Alejandro Char.
Es sorprendente cómo la capital del Atlántico, una de las ciudades más tranquilas de Colombia por la esencia de su gente, se vea en los últimos meses afectada por una ola indiscriminada de violencia. Las cifras demuestran, por ejemplo, que hubo un aumento significativo comparado con otros años en lo que va recorrido del 2016.
Hechos recientes como los del 19 y 21 de febrero nos demuestran que Barranquilla está lejos de ser la capital de vida que presume. Tan solo el fin de semana pasado, según fuentes del periódico El Heraldo, hubo 11 homicidios en la ciudad, entre los cuales uno de ellos fue cometido presuntamente por quienes están encargados de velar por nuestra seguridad: la Policía Nacional. Según los familiares de la víctima identificada como Juan Carlos Torregrosa Acosta, un adolescente de tan solo 16 años se dispuso a grabar un procedimiento policial y por ese hecho habría sido asesinado por parte de uno de los uniformados, quien sin mediar con Torregrosa le propició un tiro en su pecho y le generó su muerte.
Hechos como este no pueden volver a repetirse en un país que está enfrentando un proceso de paz, en el cual debe primar el respeto por la vida y una cultura de no violencia. Por eso exigimos a las autoridades competentes que tomen las respectivas medidas y se proceda a esclarecer los hechos, para sancionar disciplinaria y jurídicamente al responsable de la muerte del adolescente.