Juan Camilo Ostos tiene 27 años, es el gerente de la campaña de la precandidata Martha Lucia Ramírez y es el único que devenga un salario. Su apoyo, un grupo de 16 jóvenes voluntarios que trabajan por convicción, tienen alma conservadora. Desde hace un año trabajan con ella, en su empeño por logar que el Partido Conservador tuviera un candidato propio y no siguiera siendo apéndice, como ocurrió con Álvaro Uribe y con Juan Manuel Santos.
Durante ocho meses de trabajo disciplinado, identificaron y contactaron conservadores de base, que no formaban parte de las maquinarias electorales tradicionales, en las distintas regiones del país, y los animaron a acompañar la causa de Ramírez, orientada a la renovación del Partido conservador. Llamaron desde ediles y concejales, hasta diputados, gobernadores, dirigentes y líderes comunitarios. De la bancada de 18 congresistas, solo cuatro la acompañaron: Juan Mario Laserna del Tolima, José Darío Salazar del Cauca, Jorge Hernán Pedraza de Boyacá y Cesar Tulio Delgado del Valle. Los demás, conservadores anónimos que habían ocupado algún cargo público en el pasado o conservadores del montón. Poco a poco empezaron a ver que la gran mayoría de los integrantes del partido, incluyendo las juventudes conservadoras, estaban inconformes y vieron cómo se abría un camino de esperanza que finalmente los llevó a la victoria.
Estos muchachos, conformaron un gran grupo multidisciplinario – administradores, abogados, politólogos, comunicadores, entre otros – que ha dedicado su tiempo a pensar cómo convencer a más y más personas para que le apuesten a Marta Lucía Ramírez para que sea la primer mujer Presidente.
“La mayoría de nosotros empezamos a trabajar para esta campaña por el inconformismo que sentíamos con el Partido, por la admiración que tenemos a esta gran mujer que no tiene su hoja de vida manchada con ningún escándalo y porque Martha Lucía despertó un fervor en nosotros los jóvenes”. Con la idea de un “resurgir conservador”, se convirtieron en los artífices de una estrategia que creó un hecho político contra todo pronóstico: quitarle el apoyo conservador a la reelección de Juan Manuel Santos a la que le apostaba la cúpula del Partido e imponer un candidato propio: la ex Ministra de defensa como la candidata azul.
Los jóvenes que apoyan esta candidatura, son los mismos que destaparon el escándalo de las llamadas, en las que se ofrecían tiquetes de avión y hoteles en Bogotá para que los convencionistas apoyaran la reelección del Presidente Santos. “Son tan desordenados en ese Partido, que de las bases de datos que tienen, nos llamaron a nosotros y decidimos grabar las llamadas para mostrar cómo se estaba manejando el tema y denunciar”.
La misión de cada uno de estos apasionados por la política, es volver a consolidar a toda la base. A sus cortas edades, dicen que llevan cinco años dentro del Partido y muchos hacen parte del gabinete conservador juvenil, en el que se habla de temas nacionales y se planifica la presencia de las juventudes en el partido godo. “La fuerza más grande de todo este movimiento juvenil son las mujeres que tenemos, todas se han encargado de fortalecer este grupo”.
Estos jóvenes se sienten privilegiados porque le hablan al oído a la candidata, según cuentan, ella los tiene en cuenta para todo lo que tiene que ver con su programa de gobierno y sus posiciones sobre temas sensibles. “Nos reúne y nos pregunta que pensamos del aborto, que pensamos del matrimonio entre parejas del mismo sexo, cómo vemos ésta o aquella situación, nos tiene en cuenta para todo”.
Hoy el Partido Conservador cuenta con más de 80 jóvenes activos y todo gracias a los “tres mosqueteros” como los llama Ramírez. Se trata de David Cedano, Daniel París y Juan Sandoval, los que se han encargado de invitar y convocar a la gente joven y presentarles la política cómo una opción de vida profesional y personal. Algunos quieren algún día llegar a ser elegidos por voto popular o recibir algún cargo público y otros quieren seguir asesorando a candidatos y trabajando con marketing político.
Con la entrada de Martha Lucía Ramírez como candidata a la Presidencia de la República, ya lograron la primera parte de su propósito. Ahora esperan acompañar a su candidata en la campaña, haciendo movilizaciones, conquistando nuevos electores de otros sectores, conquistando a los escépticos que planean votar en blanco y dejar claro que “el Partido no son sus dirigentes, sino sus militantes”. Una rebelión juvenil que produjo un resultado inesperado, que acorraló a los pesos pesados, encabezados por Gerlein y Cepeda, quienes se sentían los dueños del Partido, y se quedaron sin alternativa al intentar deslegitimar la convención por la vía del Consejo electoral, donde piensan ejercer todo su poder e influencia.