Los juguetes más queridos por los capos de los carteles de Medellín y Cali eran los equipos de fútbol. Sobre Escobar y el Fútbol si que se han divulgado historias que rayan en la leyenda. Decían que tenía acceso directo, vía túneles secretos, al Atanasio Girardot y que a través de un hueco veía los partidos. Lo que nunca hemos entendido es por qué afirmaban que compraba árbitros para Nacional si era hincha del DIM. Las visitas de estrellas del fútbol a jugar en La Catedral mientras estuvo encerrado en ese año y medio es un hecho constatable.
Los hermanos Rodríguez Orejuela por otro lado hicieron grande al América. En 1979, en una visita del Argentinos Juniors a Colombia su estrella, un joven Diego Armando Maradona de 19 años, alcanzó a cenar con los Rodriguez Orejuela, incluso se puso la camiseta del América pero no llegaron a un acuerdo. A falta de Maradona los capos de Cali hicieron uno de los combos más maravillosos de la historia del fútbol latinoamericano: Falcioni, Cabañas, Gareca y Willington. Todavía le arrancan a uno suspiros.
Y por último Gacha intentó contrarrestar desde la capital el poderío de Medellin y Cali. Millos fue grande a finales de los ochenta de la mano del Chiqui García, el pájaro Juarez y compañía. Esos años aciagos se cuentan en este video.