Los problemas de James Rodríguez con el Real no empezaron por sus visitas a Barceló, Gabana, Opium, sus discos favoritas de Madrid. Ni siquiera le molestó a Florentino Pérez el que el crack colombiano hubiera exigido tener el mismo sueldo de Cristiano Ronaldo. Lo que les molestó a las directivas del club y a Rafa Benítez, entonces técnico del equipo, fue que James se hubiera tomado a pecho jugar un partido amistoso contra Perú que a nadie le importaba. En ese empate gris James sufrió una rotura muscular en su muslo derecho. El médico Jesús Olmo dijo que la lesión se había agravado por el mal tratamiento que había recibido del galeno de la selección Carlos Alberto Ulloa. El principal perjudicado de esta disputa fue el mismo jugador quien estuvo marginado durante dos meses por culpa de la lesión y empezó una temporada terrorífica con el Real.
Ahora, cuando Zidane, su actual técnico, estaba convenciéndose de que el 10 no sólo tiene fibra de campeón sino que es un galáctico, James volvió a caer en la tentación de ponerse la camiseta amarilla y jugar, “Así fuera cojo” como afirmó después de lastimarse el hombro en el partido de la Copa Centenario contra Paraguay. Después de su caída ese día, los médicos del Madrid ordenaron que se sometiera a una operación inmediata para recuperarse. Era Junio y tendría el tiempo justo para iniciar sin problemas los trabajos de pretemporada. Pero James prefirió seguir el torneo con la selección. No es simple amor patrio. Con Colombia James Rodriguez siempre es un crack indiscutible, el hombre que supo convertirse en el goleador del último mundial, la estrella que vale 90 millones de dólares. Florentino se arrancaba los pelos al ver que su jugador se sacrificaba en cada partido a pesar del dolor. Cuando terminó la Copa, la lesión se había agravado. James se operaría después de disfrutar de unas vacaciones en la Florida. Los fantasmas de ser suplente volvían a aparecer.
Se ganó su posición a punta de disciplina y de buenas actuaciones. Cuatro partidos después de empezar la liga, James volvía ser titular. Todo iba bien hasta que en el precalentamiento contra el Eibar el 10 se tironeó. Un músculo de su pierna derecha le decía hasta acá llegamos. El cuerpo médico del Madrid fue tajante: el jugador debía descansar, a lo sumo, 15 días. Pero Ulloa desconfió de éste dictamen médico y dio el aval para que Pekerman lo llamara para los dos próximos partidos de la eliminatoria contra Paraguay y Uruguay. En el Real, por supuesto, la noticia no cayó nada bien. Los medios españoles señalaron que la Federación Colombiana respetaba más al Alavés, equipo donde juega el lesionado Daniel Torres y quien no fue convocado, que al Todopoderoso diez veces campeón de la Champions League. El viaje transoceánico de 15 horas hasta Asunción, el traslado hasta Barranquilla y forzarlo a jugar contra Uruguay es visto con preocupación en Madrid. Lo más seguro es que al regresar a su equipo James vuelva a la banca como castigo: Modric, lesionado, está en Valdebabas, recuperándose, algo que supo apreciar las directivas del Real Madrid.
James vuelve a preferir vestirse de amarillo a su equipo. Su patriotismo le podría hacer caro y le hace ganar en España fama de poco profesional.
