Los vigilantes del parque de la 93 están acostumbrados a ver pasar chivas rumberas por el sector. Sin embargo, la noche del pasado martes, hubo una que alteró la normalidad de la zona. Desde la susodicha, había cuatro mujeres vestidas de azafatas gritando improperios a todo pulmón, frustrando así las intenciones de quienes pretendían disfrutar de un café en la comodidad de Starbucks, o una tranquila cena en El Corral Gourmet. Las mujeres, cada una vestida con un color de la bandera colombiana, reprochaban a los atónitos transeúntes de la zona su cobardía, su pasividad y les tildaban de cómplices de un delito que ni ellos mismos entendían cual era. Algunos las chiflaban, otros se reían, pero lo cierto es que durante las tres vueltas que dio la chiva, todo el Parque de la 93 notó su paso.
Algo parecido sucedió en el Cantón Norte, el Teatro Patria, el Club El Nogal, la sede del andiguo edificio del DAS y demás monumentos que tuvieron el infortunio de estar incluídos en el itinerario de esta chiva. Todos estos sitios fueron profanados, ante la desconcertante mirada de impotentes vigilantes quienes no alcanzaban a reaccionar cuando las mujeres –y algunos cómplices- hacían lo propio y seguían su rumbo por la noche bogotana.
Quienes presenciaron el paso de la chiva por la ciudad se quedaron sin saber que todo hacía parte de una obra de teatro. Las actrices Paula Estrada, Isabel Gaona y Natalia Ramírez eran las principales secuaces de esta locura que solamente pudo haberse gestado en la cabeza de la dramaturga Verónica Ochoa, quien al igual que ellas iba en el recorrido haciendo lo propio. Aunque la idea original de recorrer una ciudad desarrollando escenas en sitios estratégicos nació hace un buen rato de la mano de un grupo de actores en República Checa, y el formato se ha extendido por varias ciudades, en Bogotá Verónica Ochoa se apropió de él y le dio su toque personal. Por eso mismo escogió el caso de Jaime Garzón como bandera de su Corruptour ¡País de mierda! pues desde que asesinaron al humorista nunca ha dejado de preguntarse qué diría él si viera las cosas que han sucedido desde aquel 13 de agosto de 1999.
El recorrido inició a las nueve de la noche justo en el mismo sitio donde fue asesinado Garzón, frente a Corferias. Luego sigue por toda la NQS hasta llegar al Cantón Norte y luego toma la carrera séptima, sigue por Paloquemao y termina cerca de la medianoche en la calle 26 frente a un mural dedicado al desaparecido comediante. Contado así, suena simple, pero durante el recorrido –que puede durar más de dos horas- hay intervenciones de un sinfín de personajes quienes retratan el acontecer nacional. A la chiva suben un funcionario público, dos soldados amantes, un par de reinas rebeldes, un humorista fracasado, una empleada del servicio indiscreta, y en total son más 15 actores ubicados por toda la ciudad los que forman parte de este tour. No faltan los ciudadanos que confunden las escenas en la calle con la realidad cotidiana, por lo tanto cualquier cosa puede suceder.
Tanto Verónica Ochoa como sus cómplices fueron conscientes de ello, y aun así decidieron hacerlo bajo su responsabilidad. Si aun así usted también se mide a acompañarlos, sepa entonces que no hay mucho tiempo para pensar pues tiene hasta el 28 de noviembre para hacerlo. La información sobre las boletas la encuentra en su página de Facebook. Como en toda chiva que se respete, a bordo se vende cerveza y podrá bailar. Eso sí, hará frío. Abríguese bien.