Gina Parody es de costumbres fijas, de rutinas. Por eso puede escuchar una canción que le guste unas 30 veces al día o empezar a trabajar a las cuatro de la mañana para poder consumir entera, sin dejar una sola migaja, la luz de antes del mediodía. Entonces escribe sin parar. Desde el 2017 está radicada en Nueva York después de pasar por la más dura de las crisis personales. En ese momento su nombre y el de su pareja, la exministra Cecilia Álvarez, al abrírseles investigación por cuenta de su participación en los hechos relaciones con el otrosí por medio del cual se adjudicó la vía Ocaña-Gamarra con la que se conecta la Ruta del Sol.
Cansada de la política Parody entró a estudiar cursos de escritura creativa en la Universidad de Nueva York, tuvo el tiempo necesario para diseccionar obras tan complejas como la de Jorge Luis Borges y escribir una de las novelas más sorprendentes del año, Mujer amurallada, un grito contra la hipocresía en torno al homosexualismo en una ciudad tan colonial y tradicional como Cartagena.
Con claros visos autobiográficos, la historia cuenta la historia de Magdalena, una mujer que poco a poco va reventando la burbuja en la que esta encerrada para terminar su transformación en Bogotá en donde será ella misma. La prosa tiene el poder de la oralidad, el mismo que aprendió de su mamá en el sopor cartagenero del mediodía. De su familia no sólo aprendió a contar historias sino a aprovechar la mañana, las mejores horas del día, las mismas en las que escribe.
Cuando viene el bloqueo creativo Cecilia Álvarez debe soportar un punzante malgenio hasta que Gina sale de su espacioso apartamento y se pone a trotar para que las ideas se aclaren y pueda continuar. El libro, que salió bajo el sello de Ediciones B, ya va por su segunda edición, y ha tenido una gran acogida entre la comunidad gay.
Gina quedó contenta con la experiencia y se quedará fuera de la política. Con Cecilia Alvarez a su lado, Parody cree que todo objetivo puede ser posible, incluso el de transformarse en novelista a los 47 años.
