Galy Galiano se levanta, se sienta frente al computador y se dedica a escribir su nueva novela Julio y su otro yo desde hace cinco años en su mansión de Chía que él mismo construyó. Nunca pensó que escribir lo llevara a olvidar, comer o dormir, y a trasnochar a Carmencita, su esposa, y quien lo ha motivado a plasmar las ideas que le surgen para su libro.
Las más de 300 páginas de su primer libro, Llévame contigo —una historia de amor y tragedia inspirada no solo en su propia vida sino en la de sus abuelos Elisa y Carmelo— está en camino de pasar de las librerías a las salas de cine del país mientras que Julio y su otro yo lo quiere llevar a la televisión.
Con Carmencita, como le dice de cariño a Sandra Carmenza Bernal, la mujer con la que se casó hace más de 30 años y que conoció cuando no tenía un peso, luego de declararle su amor con un piropo chiriguanero en el edificio de un amigo suyo en Bogotá tiene tres hijos: Mauricio, Melissa y Vanessa. Son ellos quienes le ayudan a la creación de los famosos videos para Instagram cargados de humor sobre lo que cotidianamente sucede en Bogotá y de costumbres colombianas, algunas típicas colombianadas.
Y es precisamente esa conexión con la vida de la gente y sus historias la que lo llevó a conocer al fallecido 'rey del despecho', Darío Gómez, y lograr una amistad de más de 30 años. El encuentro sucedió en los primeros conciertos de Galiano cuando fue descubierto por el presentador Fernando González Pacheco en la Plaza de Toros La Santa María. Allí más de 5.000 mil asistentes se peleaban la compra de las boletas para ver a los dos rockstars de la música popular del momento. Después de hacer su presentación, Gómez lo abordó en el camerino y le soltó el legendario: “¡¡costeño berraco!!”.
Las palabras de Darío Gómez eran un reconocimiento a uno de los tantos logros de Galiano: ser el líder del género popular en Chiriguaná y la costa colombiana, un territorio donde lo que sonaba eran las melodías de Calixto Ochoa y Los Corraleros de Majagual. Algo distinto era considerado un sacrilegio que le hacían sentir haciéndole mala cara en sus conciertos. Con Darío Gómez compartirían distintos escenarios alrededor del mundo como los pioneros del género popular en Colombia.
Un estilo musical que se empezó a gestar en Galy desde que era un niño, pues se trepaba por el palo de Totumo para llegar al techo del teatro de María Firifiri (Cesar) para poder ver sobre una pared blanca con cal las películas y rancheras de Antonio Aguilar, Jorge Negrete y Pedro Infante, quienes influenciaron su entrada al género popular. Una estrategia que utilizaba gracias al "catorce" que le hacía su amiga Yaca que tenía su casa al lado del teatro. Así ahorró, en varias ocasiones, pagar la entrada.
Con Darío Gómez le une no solo el género popular sino lo descriptivo de sus canciones, pues mientras que Darío cuenta lo inevitable que es la muerte en Nadie es eterno en el mundo, Galiano describe el miedo del olvido en Frío de Ausencia, una canción hecha a partir de un poema que escribió su papá, Orlando Galiano, mucho antes de que Galy, el artista naciera. Pero ambos temas han logrado lo contrario que pregonan sus canciones: ser eternas y recordadas.
La vida de Galy Galiano ha pasado de ser el niño que construyó su primer bajo dibujándolo en una tabla a vender más de 30 millones de discos, ser el primer artista colombiano en estar en el número uno de la revista Billboard y tocar en el Madison Square Garden de New York. Pero no solo eso, su canción La cita supera con más de 165 millones de visitas de YouTube a grandes canciones de la salsa como Periódico de ayer, de Héctor Lavoe; o El ratón, de Cheo Feliciano, entre otras.
Esta canción, La cita, originalmente escrita para Leonardo Fabio por el compositor español Alejandro Jaen, la recibió Galy en un casete que no se alcanzaba a escuchar. Sin embargo, como pudo la grabó en versión salsa, gracias a que acordaron con el productor cubano Ricardo Acosta hacer el álbum de salsa llamado Solo Salsa. Sin pensarlo y con el éxito que tenía acumulado con su canción Frío de Ausencia, La cita lo llevó al estrellato, tanto, que en otra voz la canción no tiene el mismo poder.
Su éxito musical en materia económica se traduce en un hecho concreto: en varias ocasiones tanto en los centros comerciales de Colombia como en los Toys "R" Us de Estados Unidos, ponía a sus hijos a concursar a contrarreloj al que más cosas agarrara y metiera en el carrito sin importar el costo. Sin embargo, las niñas paraban y se ponían a medirse ropa en vez de agarrar lo que hubieran podido tomar.
Hoy, a sus 64 años, Galy Galiano, continúa con sus conciertos y giras por el mundo cantando no solo canciones escritas por él mismo, como Quien entiende este amor, Los amantes y Miedo del olvido sino construyendo sus sueños desde la música y la arquitectura, y ahora, a través de las letras y, en un futuro, desde el mundo del cine.
Los artistas a los que Darío Gómez y su productora pusieron en el mapa