Con el liderazgo del médico Alfonso Riascos y del exalcalde Rodrigo Guerrero en Cali se está promoviendo una segunda iniciativa para revocar al alcalde Jorge Iván Ospina (https://bit.ly/3gafPBU)
Al alcalde no le quedará difícil impedir el nuevo intento por sacarlo del cargo, pues la figura de la revocatoria es un dispositivo enmarañado que hace imposible la democracia participativa establecida en la Constitución de 1991. En 30 años apenas si una revocatoria se ha hecho efectiva fue en Tarso, un pequeño municipio de Antioquia.
Agréguele que la capacidad de convocatoria de los promotores es bastante baja, pues se trata de otra variante de la derecha oligárquica caleña sin mucha conexión con la ciudadanía. Se trata de unos cuantos privilegiados que menosprecian al pueblo de la capital vallecaucana.
Pero que la revocatoria sea inútil no quiere decir que la gente afectada por el mal gobierno de Ospina deba cruzarse de brazos y esperar resignada hasta 2023 para elegir un nuevo burgomaestre.
El movimiento popular y social de la ciudad ha demostrado que es uno de los más potentes y organizados del país.
Lo que sugiero es que para resolver este problema se convoque a una asamblea general de movimientos sociales y populares y se aborde allí la propuesta de organizar un paro o huelga general de uno o dos días, en la que participemos todos: obreros, desempleados, educadores, pequeños y medianos empresarios, comerciantes, mujeres, afros e indígenas, para sacar de las oficinas de la Alcaldía a Ospina.
Adicionalmente que se exija a los gobiernos nacional y departamental la asignación de un nuevo alcalde mediante la concertación y el consenso con el movimiento social y poder así avanzar en la atención de los problemas más complejos de Cali.
Una movilización general de la ciudadanía, como ocurrió el 28 de abril de 2021, se debe hacer con un programa mínimo que ponga en primer lugar la salida de Ospina y la depuración en la administración pública.
Así que lo mejor es no perder el tiempo en esta nueva propuesta de revocatoria que lo único que hará es distraer a la gente y darle margen de maniobra a Ospina para que se enchufe aún más en su cargo.
Sugiero hacer la asamblea popular en las próximas dos semanas y convocar al paro general en el transcurso del mes de febrero 2022 y cerrar así este capítulo de Ospina.
Ahora, lo que se debe impedir es que la politiquería tradicional pesque en río revuelto, como lo intentan hacer los herederos de Holmes Trujillo, de Rodrigo Lloreda y de Carlos Holguín.