Vuelvo y repito: Defender el actual programa de gobierno que ganó las elecciones presidenciales en Colombia no significa que como rebaño tengamos que estar de acuerdo con todas las decisiones del gobierno Petro y, mucho menos, se puede tildar de petrista, de buenas a primeras, a quienes respaldamos, en términos generales, una política socioeconómica en favor de los millones y millones de conciudadanos que han sido abandonados por el estado y lanzados por décadas a la miseria sin conmiseración alguna.
La anterior aclaración y, de paso, objeción al gobierno del presidente Petro obedece al nombramiento que desde finales del año pasado se adelantó del Sr. Álvaro Nico Daza como Embajador en México -un ciudadano sin tìtulo ni experiencia alguna en materia diplomática-, el cual ya comenzó a "meter las patas" al inmiscuirse en los asuntos internos de este país del norte al proponerle al gobierno del presidente López Obrador que inicie un diálogo con los carteles de la droga mexicanos conforme a declaraciones ofrecidas en las últimas horas y sin tener en cuenta que el contexto polìtico y social y el manejo de las relaciones internacionales de ambos países son diferentes. Indiscreción esta que compromete las ya complicadas relaciones entre Colombia y Mèxico cuando en el país de "los manitos" a muchos de nuestros conciudadanos no se les respeta cuando llegan a vacacionar y se les obliga, por sospecha, a retornar a Colombia desde el mismo aeropuerto sin contar que ya tienen reservas en hoteles y han contraído compromisos financieros para su viaje.
Pero si lo anterior no es suficiente, el presidente Petro acaba de nombrar de Embajador en la república del Paraguay al cuestionado exsenador conservador Juan Manuel Corzo, el mismo que durante su último ejercicio en el Congreso de la Repùblica dijo que con los más de 30 millones de pesos que le pagaban como congresista no le alcanzaba para costear la gasolina de los dos vehìculos que el estado puso a su disposición. Igualmente, es el mismo que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) viene investigando por declaraciones del exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez Corzo que lo vinculan con el paramilitarismo entre los años 2002 y 2007. Todo esto sin contar, que viene de ser Embajador en Cuba impuesto por el gobierno Duque expresidente este que es opositor al actual mandato y que es un declarado crítico de la Isla.
Y como cereza del pastel de la diplomacia colombiana, debemos aludir al complicado caso de Mauricio Baquero, embajador de Colombia en Panamá, el cual fue denunciado, hace algunas semanas, por acoso sexual.
Los anteriores, por hablar de los casos más sonados, pero hay otros como el del Embajador en Nicaragua León Fredy Muñoz, "pescado" con drogas en su equipaje en un aeropuesto, que vamos a dejar en el tintero para no extender el artìculo más allá de lo leible.
Lo que es cierto y, en su momento se cuestionó por los diferentes medios de comunicación, es que los gobiernos prouribistas anteriores nombraron inexpertos cuando no cuestionados embajadores en países como Mèxico (a modo de ejemplo, ese fulano de un programa de televisión que se refería a las mujeres como "bagrecitos") o como en la importante república de Suráfrica (al escandaloso y cuestionado "Dejen jugar al Moreno" y luego, en este mismo país en su reemplazo, para acabar de ajustar, al locutor de béisbol Edgar Perea) o a Pachito Santos que convirtió la Embajada de Estados Unidos en la sede de campaña de Donald Trump, entre otros por este estilo. Pero estas pèsimas decisiones en materia diplomática de gobiernos anteriores que nos han llevado, incluso, a perder territorio entre otros impactos negativos a nivel internacional, no pueden convertirse en una excusa para que se caiga en lo que debe corregirse por parte de la Cancillerìa colombiana orientada por un polìtico de la respetabilidad y experiencia del Dr. Álvaro Leyva Durán uno de los más confiables y acreditados funcionarios del actual gobierno y del que se espera tanto.
Como corolario de lo dicho, el mandato del presidente Petro está a tiempo de ir ajustando sus decisiones a lo propuesto en ese positivo programa de gobierno que le presentó a los colombianos y que convertido en Plan de Desarrollo está en proceso de aprobación en el Congreso, si quiere, como lo acaba de hacer ahora con lujo de detalles, que organismos de alto nivel como el Fondo Monetario Internacional (FMI) le sigan dando el espaldarazo a sus reformas en beneficio de los olvidados de Colombia.
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