Veo, después de los resultados (¿habrá que creer?) el emotivo mensaje de Petro y de él extraigo dos conclusiones.
La primera y es determinante. Petro no perdió, consiguió lo que jamás un candidato “de izquierda” haya logrado jamás, arrasando con mayorías en significativos lugares del país y eso denota una cosa muy importante: la gente está mamada de la política de siempre y votaron por algo parecido a romper el esquema, pisándole los talones a la campaña uribista que tenía el detonante de estar en ella reunidos los mismos ladronzuelos de siempre lo que me da a concluir que en pocos años una figura nueva con limpias banderas de izquierda puede llegar a gobernar Colombia.
La gente está mamada de la política de siempre
y votó por algo parecido a romper el esquema
La segunda, que el sueño relatado atrás no podrá darse cuando el abanderado de la nueva izquierda colombiana sea el señor Gustavo Petro, un personaje que le ha dado un buen bofetón a la rosca podrida que siempre nos ha gobernado, que ha hablado claro siendo senador de los innumerables actos delincuenciales de aquello que llaman el uribismo.
¿Y por qué no Petro?
Lo primero porque no lo veo de izquierda, veo en él a un demagogo que habla de todos los temas y cuando un asunto no le quedó bien maquillado simplemente cambia de discurso.
Y lo segundo, ya bien personal mío, porque no soporto su arrogancia.
Pero lo que sí queda claro es que se ha abierto una puerta.
Y hablando de…
Y hablando de fútbol y después de ver los videos de los japoneses recogiendo la basura en el estadio mientras nuestros compatriotas meten guarro contra la norma o se burlan de las japonesas, solo me llevó a recordar de qué callada manera en Japón se suicidan los políticos apenas suena su nombre por un caso de corrupción, cuando en nuestro país son relegidos de por vida.
Dos mundos bien distantes.