Debería ser sustentable que el Registrador Nacional se quedara sin cédula o, incluso, los 48 o 50 millones de habitantes de nuestra República de Colombia (datos del último censo). Se valdría destacar que aún los muertos resucitan en elecciones o aparecen en suplantaciones de identidad, como parte del actuar criminal de organizaciones que actúan sin ningún control y cuando pareciere que ya están por caer, la rama constitucional parece que diera la razón a estas organizaciones.
El debate y polémica que desató en toda la geografía colombiana no se dio a la esperar, a pesar de que este documento pretendería ajustarse a los estándares internacionales. La propuesta y el debate en los medios masivos de comunicación y en las redes sociales no dieron abasto, hasta finalmente en algún momento, lanzar la nueva cédula propuesta.
Pareciera que no bastase la experiencia de algunos países cercanos a nuestra república que ya implementaron hace algún tiempo la tecno-actualizacion del documento de identidad, aparentemente muy sofisticado y con el famoso chip, pero contratado a unos gigantes chinos de la tecnología, como lo es Hawei (no solo son teléfonos inteligentes) para este proyecto. Los resultados salieron a la vista con este sistema de chip, se sabe exactamente cuántos ciudadanos tiene el país, edades, estrato social y en general toda una información de primer alcance de cualquier ciudadano en manos del gobierno, hasta a la de la ideología o de libertad de pensamiento. Y esta libertad, ¿en que se traduce? si no está de acuerdo con el gobierno, entonces queda excluido de los beneficios de la “revolución”
Pareciera quizás que los resultados de la cédula con chip sea una buena fuente de información para perseguir, torturar y desaparecer a quienes de manera libre manifiestan su pensar como oposición ideológica (sin armas) a un gobierno, a lo cual son muchas las sentencias internacionales al respecto (declaración internacional de los derechos humanos, art. 19; Pacto internacional de los derechos civiles, art. 19, etc.) y, condicionalmente, Colombia en su Constitución Política, artículo 20.
El registrador se ha quedado sin cédula o es la tendencia a la imitación afanosa de controlar esta república para que caiga en manos de un gobierno que desearía controlar y hacer callar a sus conciudadanos a toda sus anchas, o es aquel acuerdo de algunos intocables que siniestramente gobiernan desde cuba. Ojalá que la nueva cédula no sea una puerta a las "revoluciones" disfrazadas.