Tanto en el género literario, como en el televisivo, las novelas normalmente constan de tres partes a saber: planteamiento, nudo y desenlace, en las que generalmente se desarrolla una trama o una historia, usualmente de amor o desamor por una persona o personas, por la plata o por todas las anteriores.
En esa trama se identifican, sobre todo en el género televisivo, unos buenos (los protagonistas), que la mayoría de las veces son pobres o de origen humilde (aunque al final de la historia salga a relucir su real origen noble, bastardo, pero noble al fin y al cabo) y que siempre, pero siempre, siempre, se caracterizan por una ingenuidad inmarcesible que raya en la estupidez, hábilmente manipulada por los malos (los antagonistas), quienes la mayoría de las veces son ricos o de origen rico (algunos venidos a menos, otros mantenidos o con aspiraciones, que terminan siendo pobres, por obra y gracia del autor o del libretista) y que se quieren casar con la bonita o bonito de la historia, generalmente pobre y medio atarantado (a) según el caso, que se convertirá irremediablemente en rico o rica y que es la razón principal, por la que todos se quieren casar con ella o él, según el caso.
Para el caso de las famosas vacunas para prevenir el contagio y posterior desarrollo de la peste causada por el SARS-CoV-2 o COVID-19, que llaman; el gobierno del recreacionista venido a menos, Animador de la televisión colombiana y jefe del uribista gobierno nacional de Colombia, Iván Duque, ha decidido, en aras de seguir apegado al libreto escrito por Producciones Ubérrimo, convertir la negociación, compra, importación, distribución y aplicación de las vacunas anti-COVID-19, en la novela número uno de la farándula colombiana.
Al mejor estilo de los libretistas de telenovelas de Colombia —Fernando Gaitán, Bernardo Romero, Mauricio Navas, Mauricio Miranda, Carlos Duplat, Luz Mariela Santofimio, Julio Jiménez, Felipe Salamanca, Dago García, Juana Uribe— o del creador de La Rosa de Guadalupe —Carlos Mercado Orduña—, la dupla colombiana Uribe-Duque, junto con una serie de coescritores, ha creado una tremenda novela, basada en una truculenta trama de suspenso, amor-desamor, esperanza y un anhelado final feliz que cuenta, en palabras del también personaje de la farándula y el jet set español, el escritor Vargas LL (Llosa no Lleras, aunque este segundo no lo hace nada mal), con la organización requerida de los materiales de los que consta una novela.
Al ser cuestionados acerca de lo poco moral que ha resultado abordar el tema de la salud y la muerte de cientos de miles de personas, víctimas de esta peste, al mejor estilo de los libretistas de telenovelas, el apuntador oficial (que así llaman en el teatro, el cine y la tele a quien le sopla la letra a los actores y actrices), el ministro de salud, solo ha ayudado a aumentar la expectativa y el rating de este culebrón (que es como llaman a las telenovelas mexicanas, brasileñas y colombianas), sembrando la confusión, el escepticismo y hasta la crítica, por sus, también enigmáticas, enredadas y hasta estrambóticas respuestas, en torno a la famosa confidencialidad de la negociación y compra-venta de las vacunas, los elásticos plazos para su llegada y aplicación, etcétera, actuación esta, que lo ha encumbrado a los mismos niveles de los famosísimos; Roberto Gómez Bolaños y Mario Moreno, caracterizando respectivamente al Chavo del Ocho y Cantinflas.
Lo cierto es que la novela de las vacunas no tendría la audiencia que tiene —ni causado los estragos que ha causado— al ocasionar la relajación de la ya bastante laxa disciplina social del colombiano promedio sino contara con la muy efectiva difusión y amplificación en los medios masivos de comunicación, en los que al igual que en la trama de las novelas existen comunicadores que gradúan de malos (antagonistas) a todo aquel que ose cuestionar el manejo que de las benditas vacunas ha hecho el famoso animador, encargado de la presidencia, a quien de paso quieren poner en el papel de protagonista (bobo y atarantado) para achacarle a la maledicencia de la oposición los males que la pésima gestión de las vacunas pueda ocasionar a la pobre sociedad colombiana, espectadora y a la vez protagonista de esta otra telenovela que, al igual que en La Rosa de Guadalupe, espera un final feliz, con humito y desvanecimiento de la famosa flor.