Esta vez no hubo exaltación ni gritos de emoción, tampoco se cantó ni se bailó, en el Salón Rojo del Hotel Tequendama en donde el Pacto Histórico esperó los resultados de las elecciones presidenciales. El silencio, angustia y resignación fue el menú de la jornada, el público retraído nunca respondía cuando Otoniel, el presentador, en vano animaba el evento.
No parecía el lugar en el que la gente de Gustavo Petro esperaba su llegada para celebrar la victoria de ser el más votado de Colombia al sacar 8.527.768 votos, el 40,32% frente a seis candidatos. Poco se habló Petro y nunca se mencionó a Francia Márquez, que durante un mes fue la protagonista del Pacto Histórico, ayudando a recoger movimientos feministas que en el pasado se alejaron de Petro.
En el recinto solo se habló de Rodolfo Hernández a quien describieron como el verdadero gallo tapado del uribismo mientras que Federico ‘Fico’ Gutiérrez, quien obtuvo el 23.91% de los votos posicionándose en el tercer lugar, era un distractor y un instrumento para desviar la atención del verdadero plan conspirativo de Álvaro Uribe. Inclusive, el senador Roy Barreras reveló que a última hora desde el Ubérrimo, el expresidente dio la orden al Centro Democrático que marcaran en el tarjetón el nombre de Rodolfo Hernández y su vice Marelen Castillo.
“El uribismo sigue vivo en cuerpo ajeno y se llama Rodolfo Hernández”, fueron las palabras que una y otra vez repitieron senadores como María José Pizarro, Gustavo Bolívar y los representantes David Racero, Alirio Uribe. A las 5:30 pm anunciaron que Petro estaba en camino al Hotel Tequendama, una espera que se extendió hasta después de las 8 de la noche, pero de la que nadie volvió a preguntar o hablar.
En ese lapso, los congresistas del Pacto Histórico se subieron a la tarima y empuñando el micrófono vaticinaron el desastre que sería el exalcalde de Bucaramanga de ser el próximo presidente de la República. Lo llamaron mentiroso, machista y misógino que no representaba a la mujer colombiana y se jactaba de que no servía para nada.
Recordando el comentario que el ingeniero dijo en una entrevista con el actor Marcelo Cezán en la cabina de la emisora Bésame, cuando le preguntó si labor de su esposa, de llegar a ser presidente, debía ser gobernando a lo que él dijo era mejor que comentara desde la casa.
Fueron cuatros horas de espera a Petro, en la que se reiteró el lunar de Rodolfo Hernández: su proceso en la Fiscalía por el escándalo de Vitalogic, la antítesis de su discurso de anticorrupción que inclusive el senador Gustavo Bolívar arremetió de que la lucha contra los corruptos y clase política tradicional del país, era una bandera que el ingeniero Hernández le robó a Petro, usurpando el centro de sus propuestas.
El senador Iván Cepeda fue el único de congresistas del Pacto Histórico que se mostró sereno y tranquilo. A pesar de que fue sometido a una cirugía en febrero de este año tras una recaída al cáncer de estomago contra el que ha luchado por varios años, no paró de trabajar a nombre de Petro. Reconoció que Rodolfo Hernández era, sin duda, un fenómeno, “no se puede negar que es la verdadera sorpresa”.
En contravía a sus colegas y seguir con el juego de hablar del candidato al que le darán la pelea en la segunda vuelta, se remitió a destacar a lo mucho que debían trabajar las próximos dos semanas, no sin hablar sobre la derrota del uribismo pues Fico Gutiérrez, su candidato más afín, se quemó con toda.
Desde la tarima, le pedían a los asistentes a redoblar esfuerzos, no podían esperar al 30 de mayo, desde que salieran esa misma noche del Hotel Tequendama debían continuar con la campaña.
La senadora Marta Peralta aseguró que Bogotá, en donde Petro se coronó como el rey con 1.769.167 sufragios, no estaban los verdaderos votos, debían alistar motores para ir a las regiones y seguir conquistando simpatizantes que si querían el cambio.
Por su parte, Jorge Rojas, coordinador político del Pacto Histórico y el hombre que acompañó a Petro en el 2018 y en su alcaldía como su secretario privado y secretario de Gobierno, pero que se mantiene siempre con bajo perfil detrás de la tarima, decidió esta vez tomar el micrófono y hablar de la inminente victoria que tendrían en segunda vuelta contra el uribista vergonzante: Rodolfo Hernández, reduciéndolo al candidato del cero: cero propuestas, cero plan programático, cero nada.
Otros del equipo, como Aldo Cadena, coordinador en la campaña en la Costa Caribe, Alfonso Prada que emprendió un viaje nacional en tiempo récord para recoger 500 mil votos, y Luis Ernesto Gómez que renunció a la secretaria de gobierno de la alcaldía de Bogotá para adherirse a la campaña del Pacto, optaron por esperar la llegada de Petro en la sala de espera del Salón Rojo, no podían disimular sus caras largas que reflejaban más una angustia que cualquier otra cosa.
Finalmente, la papayera anunció la llegada Gustavo Petro que entró acompañado de su esposa Verónica Alcocer -la única que bailó al son de los tambores- sus dos hijas Antonella y Sofía, Nicolás Petro -su primogénito-, Andrea -hija de su segundo matrimonio- y su nieta.
Al estilo del discurso que dio el 17 de junio de 2018 cuando fue derrotado por Iván Duque en segunda vuelta, Petro inició su presentación, sin agradecimientos ni mencionar nombres, el único al que se refirió fue al abogado Miguel Ángel del Río, quien se encontraba entre el público.
Petro se vaticinó como el primer presidente costeño progresista que tendría Colombia, recordó el éxito sin precedentes en la Costa Caribe, fue el más votado al igual que lo fue en el departamento del Cauca y Bogotá. Petro habló durante unos 40 minutos, las palabras de su vice Francia Márquez nunca llegaron. Mientras bajaba de la tarima, cayeron serpentinas, unos pocos exclamaron “Petro, presidente”, pero en el Salón Rojo se seguía escuchando el nombre de Rodolfo Hernández.
Le podría interesar:
La noche en la que los simpatizantes de Fico se pusieron las gorras de Rodolfo Hernández