Los conocía de toda la vida, era de confianza, un miembro más de la familia. Era tanto el apego de los niños que salían sin ningún problema con ella, al lugar que dijera. Ella se llamaba Adriana Xilena Sánchez Pinilla, tenía 26 años y era de El Espinal. Lllevaba a los niños bajo engaños a una pequeña cabaña internada en el bosque en el corregimiento de San Juan de la China, a unos diez minutos del casco urbano de Ibagué.
En ese lugar esperaba a los niños de 7, 10, 11 y 12 años su novio, Wilmar Ignacio Fernández, quienes los recibía como una ofrenda, un sacrificio, un regalo. Allí los tocaba y abusaba sexualmente de ellos. Estos hechos ocurrieron en el 2016 y un juez los acaba de condenar a 22 años de cárcel.