Como es tradicional en el país por estas épocas, esta próxima a empezar la puja por la discusión del salario mínimo. Nuevamente veremos a los eternos dirigentes de las centrales obreras, especialmente de la CGT, discutiendo sobre el aumento salarial en un tiempo que ya está demostrado no es el más oportuno para las partes (negociar en navidad un asunto económico no es la mejor época para las partes), ni esta discusión ha sido producto de consulta a los trabajadores sobre el tema con sus bases por parte de las centrales obreras negociadoras.
De otra parte, si no hay acuerdo con el gobierno es la oportunidad para que el movimiento sindical presente mayor presión y movilización para obtener un buen aumento y se exija un control de cuentas a los negociadores de las centrales, es decir ganar legitimidad.
Pero al margen de la discusión técnica del salario mínimo se viene evidenciando una crisis de representación de los trabajadores en las centrales obreras que no es no es fortuita y en especial de la CGT, repito. Crisis del movimiento sindical que tiene un elemento sustancial más allá de las causas estructurales ya conocidas como la eterna representación del señor Julio Roberto Gómez por un sector de los trabajadores sindicalizados en la CGT que evidencia la ausencia de relevo generacional, la falta de democracia interna y de rendición de cuentas, máxime si se tiene en cuenta que no han habido aumentos justos y se ha perdido con el transcurrir de los años conquistas sindicales, y dirigentes como este señor continúan con dicha representación sin asumir ninguna responsabilidad y que a diario vemos por todos los medios de comunicación.
La atomización de las centrales obreras en ocho centrales refleja sin duda una crisis del movimiento sindical reflejada en la eternización de dirigentes, ausencia de liderazgos, su utilización para fines políticos inconsultos, precaria democracia interna, ausencia de rendición de cuentas, baja cobertura sindical y perdida de representación lo que facilita la imposición de política adversas a la mayoría de los trabajadores del país y perdida de legitimidad del movimiento sindical.
