Recientemente, en un comunicado público hecho en redes sociales, el creador de la serie Matarife Daniel Mendoza Leal expresa una aclaración referente a la sentencia hecha por la Corte Constitucional en la que supuestamente el creador de la serie debía rectificar todo lo dicho hacia el expresidente Álvaro Uribe Vélez, a lo cual realiza una sintética interpretación de dicha sentencia en calidad de abogado.
Entre otras cosas, y citando algunos articulados de la sentencia proferida por la corte, aclara que la misma sólo le pide rectificar tres minutos de las siete horas que dura la serie, es decir, un 0,99% de su contenido se orienta a un ataque personal contra el exmandatario, en tanto que el otro 99,9% cumple con lo establecido en la Constitución y la ley en lo que respecta al derecho de libre expresión, tal como el mismo Daniel aclara en una reciente entrevista en el programa radial 6AM de Caracol Radio.
De forma crítica y despectiva, Daniel Mendoza refiere en su comunicado a algunos medios masivos de comunicación frente al manejo de la noticia de la sentencia proferida por la corte, mencionando incluso a este medio de participar en un show mediático hecho con propósito de desinformar los hechos relacionados con la sentencia de la Corte Constitucional organizado por el apoderado de Uribe Abelardo de La Espriella en cabeza de revista Semana y RCN.
Al ver dicho comunicado y observar a detalle la forma en cómo Daniel controvierte lo informado por los medios de comunicación desde su interpretación como abogado legalista, me ha quedado claro, como a muchos en este país, hasta qué punto llegó la parcializacion y la manipulación de los medios de comunicación, e incluso hasta qué punto llegó a ser corrompido el cuarto poder en pro de los intereses particulares.
En años recientes, se ha visto cómo grandes conglomerados empresariales en cabeza de los Santo Domingo, los Ardila Lule, los Guilinsky y los Sarmiento Ángulo han captado gran parte de los medios de comunicación ya conocidos y consumidos por la opinión pública, con propósitos ya sea de incrementar lo que Bourdieu llamara el capital político, económico y simbólico, o como un mecanismo de guerra mediática basada en la marcatización de todo lo opuesto o una amenaza al sistema establecido, llámense movimientos sociales, sindicatos, grupos étnicos y de diversidad de género, pensadores críticos y demás. Por ello, no sería raro que lo expresado por Daniel fuera tan verdad que incluso hasta el mismo establecimiento se ha creído su propia mentira en el momento en que la reprodujeron masivamente.
Ahora, haciendo referencia a una crítica hecha por el señor Iván Gallo en su reciente columna titulada "Salud Hernández tiene derecho a hacerle la vida imposible a Petro y a sus seguidores", realiza una despectiva crítica a Daniel Mendoza, calificándolo como el Michael Moore colombiano, una sutil manera de decir que el trabajo investigativo es solo una historia de ciencia ficción.
En respuesta a dicha crítica, debo decir que esta es errada, por tanto que Daniel Mendoza no es ninguna imitación de cineasta que intenta aspirar a la cumbre de Hollywood, sino más bien la versión colombiana del mismo Gary Webb, aquel periodista independiente que por años enteros denunció la alianza oscura entre la administración Reagan, el Pentágono y la CIA con los carteles de la droga, las redes de venta de Crack en los barrios pobres por parte de la agencia y la destinación de estos recursos a la financiación de la contra nicaragüense, los cuales terminaron con su despido del diario Mercury de San José, la persecución criminal e incluso mediática por parte de la misma CIA como de los conglomerados de periodismo investigativo en Estados Unidos, llegando a ser "suicidado" en 2004.
Del mismo modo, Daniel ha empezado una labor juramentada en la vocación de la misma verdad, rompiendo un esquema estandarizado de una supuesta imparcialidad impuesta desde la cátedra de comunicación social y la función laboral de los trabajadores de los medios de comunicación, llámese radio, prensa, TV o redes sociales, basado en lo políticamente correcto, que no es otra cosa que una censura silenciosa.
Lo que algunos pueden calificar como un periodismo radicalizado o algo burdo, para otros no es más que el impacto de una verdad contada adicionada con una crítica comentada frente a la indignación de las injusticias contra el pueblo mismo, y es que quienes han sido los detractores del trabajo de Daniel Mendoza han criticado precisamente el hecho de que él rompiera ese esquema estandarizado de imparcialidad periodística al dedicar ese 0,1% de su contenido a expresar su indignación frente a los crímenes cometidos por este pasado régimen durante más de 20 años.
Siendo francos y precisos, no se puede esperar a que un investigador se indigne ante la ocurrencia de actos de corrupción e injusticias contra el pueblo en el marco de la guerra sucia en Colombia.
Precisamente, el mismo trabajo investigativo de Daniel ha sido considerado como un acto revolucionario dentro del periodismo independiente, por tanto que en su labor ha aportado hechos que periodistas críticos y mucho menos los medios tradicionales han publicado, como ha sido la relación familiar del expresidente Uribe con el clan de los Cifuentes Villa y el Cartel de Sinaloa, la denuncia del posible auspicio del golpe de estado en Bolivia por parte del mismo gobierno colombiano en cabeza del subpresidente Iván Duque, las relaciones del submandatario y altos mandos policiales y militares con personajes del crimen organizado en la costa e incluso de la cercanía del mismo Duque con el empresario venezolano Antonio Intriago, uno de los financiadores del circo mediático llamado Venezuela Aid Live y presidente de la compañía de mercenarios CTU responsable de contratar a los mercenarios que dieron muerte al presidente haitiano Jovenel Moise y su conexión con el gobierno golpista de Yanine Añez, de quien se sabe es la esposa de Héctor Hernando Hincapié, cacique conservador tolimense, antiguo apadrinado de los Ochoa y los Rodríguez Orejuela y posible intermediario entre su esposa con el uribismo en la realización del golpe de estado.
Hechos con los cuales el mismo Daniel ha comprobado la existencia real de una corporación criminal transnacional dedicada al tráfico de drogas, armas y personas, lavado de dinero, asesinatos por encargo, corrupción público privada y fraude, cuyas cabezas de dragon se localizan en las altas esferas del poder en Colombia y otros países de América, y los cuales no se han controvertido hasta ahora, y una de las más destacadas en el trabajo de Daniel, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, a quien Daniel dedicó su 0,1% a calificarlo de narcotraficante, genocida, magnicida, paramilitar e incluso de violador y el 99,9% restante a desvelar a la corporación criminal más grande del continente desde la Cosa Nostra.
Vale la pena aclarar que si bien la sentencia de la Corte Constitucional ordena a Daniel Mendoza rectificar los calificativos que arroja contra el expresidente Uribe, ello no implica que lo dicho sobre él y sus aliados sea una calumnia total, dado que el trabajo investigativo de Daniel Mendoza se ha basado en evidencia fílmica, documental jurídica y testimonial en las que el nombre de Álvaro Uribe Vélez ha aparecido en cada pesquisa de cada investigación relacionada con casos de narcotráfico, conformación de grupos paramilitares, lavado de dinero, masacres, asesinatos selectivos e incluso magnicidios.
Coincidencialmente, Daniel Mendoza ha continuado con la causa que Gary Webb y Jaime Garzón habían empezado en su momento que ha sido desenmascar los crímenes del alto poder, y la cual que muchos periodistas e investigadores en Colombia independientes y alternativos han tomado como ejemplo e inspiración al momento de ser portadores de la verdad oculta, sabiendo incluso del riesgo de convertirse en mártires más de una lucha de contrapoder, basado en la consigna de que "la pluma es mas poderosa que la espada". Bien reza las sagradas escrituras "La verdad os hará libres", y en esta nueva transición política, se aspira a una nueva etapa en la que podamos tener la verdad como consigna de una nueva y verdadera democracia en Colombia.
Coletilla 1: En respuesta al ya mencionado artículo de Iván Gallo, en la cual elogia la labor de la periodista Salud Hernández como un supuesto trabajo impecable de periodismo imparcial, debe decirse que la mercantilizacion de sensacionalismo combinado con insulto y mentira en aras de buscar una chiva de momento no significa tener compromiso serio con la verdad, y sería bueno recordarle al señor Gallo que han habido periodistas con más talento, valor y dedicación al trabajo periodístico como han sido Jinneth Bedoya, Claudia Julieta Duque y Holman Morris que han sido perseguidos por todos los actores del conflicto y cuyo trabajo no se compara al de la periodista española al cual considero burdo y de poca calidad y criterio.
Coletilla 2: Se ha sabido que Daniel Mendoza con apoyo de ONG en Europa están preparando una denuncia contra Salud Hernández y Vicky Davila por posible instigación e encubrimiento de los casos de violaciones de Derechos Humanos cometidas por la fuerza pública en el marco del paro nacional del año pasado.
Coletilla 3: Por estos días se supo que el consejo comunitario Fernando Ríos Hidalgo retiró su aval al influencer Miguel Polo Polo, bajo el fundamento de no representar los intereses colectivos de las comunidades afro, con lo cual existe la plena posibilidad de que su curul le sea retirada. Un posible alfil político menos para la corporación criminal.