Las imágenes fueron concluyentes en la pasada Copa América: James, en vez de estar concentrado con su equipo para afrontar el partido con Chile, estaba era en el mismo hotel con Shannon de Lima, la super modelo venezolana que no lo desampara ni de noche ni de día. La imagen nos recordó otros momentos menos felices de la selección Colombia, la época de los años noventa cuando el Bolillo Gómez le alcahueteaba al Tino Asprilla las salidas con Lady Noriega. La foto causó mayor indignación después de la pobre actuación contra Chile. Desde entonces De Lima no se le ha despegado un solo segundo, lo acompaña a todas partes del mundo y lo peor lo está aconsejando.
Si, a Shannon Europa no le gusta demasiado. Ella se siente como pez en el agua en la frivolidad de Miami. Por intermedio de ella James se ha acercado al matrimonio Beckham, los reyezuelos del fútbol. David tiene un proyecto, el Inter de Miami y le ofrecerá un dineral a James para convencerlo de que sea la cara de su equipo. Yo podría entender las razones de James, tiene 28 años es multimillonario y uno puede llegar a cansarse de madrugar todos los días, de exponerse a extenuantes jornadas de entrenamiento. En Miami todo será placido, todo será tranquilo. Será tomarse un daiquirí frente a la playa mientras la cuenta bancaria no se detiene un segundo de engordarse. Y al lado estará Shannon hasta que ella se canse. Ya conocemos la inestabilidad de la hermosa venezolana y en cualquier momento James será reemplazado por un jugador más mediático.
Señores, estamos viendo los últimos momentos de James en el fútbol de élite. Ya lo veo en Miami, una ciudad perfecta para su coeficiente intelectual. Rechazó la gloria por la fama. Todo comenzó con el divorcio con Daniela. Su ego estaba tan desbordado que, simple y llanamente, decidió borrarla de su vida y meterse de lleno en ese tobogán de emociones que da ser una estrella de la Farzandula mundial.