Si analizamos las actitudes de los lectores de las redes e internet en los últimos tiempos, y su influencia en las decisiones que tomamos, debemos ser conscientes que nos falta alfabetización en el correcto uso del mundo digital, mundo que nos absorbió por decir los menos. Alfabetización normalmente se refiere a la capacidad de leer y escribir. Pero con la era digital y de redes surge la pregunta sobre si el sistema educativo debe también propender por la alfabetización digital. Pareciera extraño sugerir que debemos enseñar como usar las redes o el internet en paralelo con la escritura y lectura tradicionales, pero cada día es más evidente la importancia de un esfuerzo dedicado a ello.
En cuanto a la tecnología, nuestro sistema educativo debería enseñar no solo como usarla e impulsar el deseo y capacidad de innovar, sino también asegurarse una verdadera alfabetización digital. Es generalmente aceptado que es función de los gobiernos asegurar conectividad, impulsar el despliegue de infraestructura necesario, promover acceso a internet y tecnología a precios accesibles, e impulsar el talento necesario para generar emprendimiento local y una cultura de innovación para fortalecer el ecosistema digital. Sin embargo, también es importante asegurar un usuario educado del internet, con el fin de impulsar un consumo crítico del contenido en redes o limitar el efecto de elementos nocivos en el internet como las noticias falsas o fake news. Lo primero asegura la oferta y desarrollo óptimo del servicio, y lo segundo se refiere a sus consumidores o usuarios.
El grupo de trabajo de alfabetización digital de la Asociación Americana de Bibliotecas define alfabetización digital como “la capacidad de utilizar las tecnologías de la información y la comunicación para buscar, evaluar, crear y comunicar información, que requieren habilidades tanto cognitivas como técnicas”. En el caso del internet, el usuario educado debe ponerle una atención especial a evaluar su contenido. Colombia acaba de elegir un nuevo presidente, y durante la campaña, se evidenció lo importante que es entender las redes y plataformas. El internet sin duda desempeñó un papel importante en la elección presidencial y de Congreso, miremos algunos ejemplos.
En un momento, varios medios resaltaron que Gustavo Petro había sido objeto del 51 % las búsquedas en Google (basado en Google trends) en una semana. Para un lector desprevenido en medio del calor de la contienda, el decir que un candidato tiene más del 50 % de las búsquedas lo puede llevar a considerar dicha estadística como un indicador de la posición del candidato frente a sus contrincantes, cuando en realidad refleja un simple incremento de interés puntual, que puede ser atribuido a una situación particular tal como comentarios del candidato en un discurso o en un debate. Es más, el incremento en búsquedas puede reflejar interés por temas que preocupan a los votantes sobre un candidato, más que un interés en conocer propuestas que apoyan. Las estadísticas difícilmente pueden detectar estas sutilezas. Un usuario alfabetizado mira más allá de los números, y se cuestiona sobre qué significa el ser objeto de búsquedas y su impacto (o no) sobre la posición de un candidato en una contienda.
Otro ejemplo es el de las noticias falsas. Nuevamente es ilustrativo el ciento de noticias falsas sobre los distintos candidatos en las pasadas elecciones. Si bien cada uno hacía esfuerzos por señalar los engaños, esto nunca logra el efecto de tener una audiencia crítica que no solo se cuestione por la noticia, sino por su proveniencia y que asuma la responsabilidad de reportar la noticia falsa y su fuente. Las plataformas han creado mecanismos que permiten reportar estas crónicas engañosas, pero muchos usuarios no saben ni utilizar las herramientas ni discriminar entre lo verdadero y lo inventado o incorrecto. Nuevamente en este caso, entre más usuarios digitalmente alfabetos haya, mayor será la calidad del contenido en redes, pues lo cuestionable o incorrecto será más fácilmente tildado como tal y dejará de circular.
La alfabetización digital se parece un poco a la licencia de conducción.
No todo el mundo sabe conducir, pero quienes lo hacen deben hacerlo acertadamente por el bien de todo el sistema
La alfabetización digital se parece un poco a la licencia de conducción. No todo el mundo sabe conducir, pero quienes lo hacen deben hacerlo acertadamente por el bien de todo el sistema. No estoy sugiriendo que haya una licencia para acceder al internet, pero como sociedad debemos tener un interés no solo en incrementar el acceso al mismo, sino en incrementar el nivel de alfabetización digital en Colombia. Esta responsabilidad es de los padres, del sistema educativo, de las empresas e incluso de los amigos. Así como muchos accedimos a WhatsApp o Facebook por la invitación de un conocido, la siguiente invitación puede ser a incrementar el nivel de alfabetización digital. Además, no solo es importante evaluar, la verdadera alfabetización también incluye buscar, crear y comunicar información real y pertinente.
Finalmente, es importante señalar que la tecnología, el internet y las redes son blancos en movimiento. Cada día ofrecen nuevas posibilidades, alternativas, modalidades y utilidades. Así que mucho como en la educación tradicional, el mantenerse verdaderamente alfabetizado en lo digital exige una cultura de educación continua y curiosidad creciente.
Como en la educación tradicional, el mantenerse verdaderamente alfabetizado en lo digital exige una cultura de educación continua. Foto: Centro Colombo Americano