La formación profesional dual es una modalidad de oferta que logra el acercamiento entre el sistema de formación profesional y el de las empresas, que como complemento a la educación formal previa se convierte en un medio para promover profesionales más conectados con las necesidades requeridas por el sector privado, modelando en un currículo ajustado a competencias funcionales una enseñanza centrada en problemas reales. Habilidades, experiencias y capacidades en la realización de una actividad determinada, que propician cambios en la función y en la estructura de escuelas y universidades (como mediadoras de conocimiento), a fin de responder de forma adecuada a las necesidades de un sector privado en permanente expansión.
Sector privado donde con frecuencia se plantea descartar el conocimiento obsoleto, y la necesidad de influir y apoyar todo desarrollo encaminado a la “escolarización del mañana”. En los que las compañías que han implementado estos complementos de formación didáctica-productiva, en forma conjunta con la academia, se están ahorrando costos por procesos de selección externos y por los periodos de adaptación de los nuevos empleados. Mientras crean canteras especializadas de profesionales a la medida de las empresas en las que realizan su formación.
Programas que tienen una relación más cercana con las tendencias de los diferentes sectores productivos, fortaleciendo la oferta educativa y su prestigio, al ser respaldadas por compañías de renombre con importante impacto en el desarrollo económico y social de un país o región. Registrando mejoras al finalizar cada programa formativo: del 20 al 50% en el desempeño, un 79% de mejora en la eficiencia y un 83% en calidad del servicio o del producto, con una tasa de empleabilidad del 92% (según datos de la OIT y de la Fundación Bertelsmann).
Aprendizaje que permite establecer ese anhelado complemento entre la teoría y la práctica, y sobre la manera en la que el conocimiento se crea, transmite y aplica en sectores distintos al educativo, para fortalecer las condiciones globales sobre gestión del conocimiento a través de la experiencia de diferentes organizaciones. En entornos, donde se pueden afrontar los desafíos de un aprendizaje relacionado y continuo, que prepare para las economías del conocimiento de altas destrezas, integrando la educación dual con planes de formación para el pleno empleo.
Modalidad ya contrastada en otros países y localizada fundamentalmente dentro del ámbito de la formación profesional. Que, por ejemplo: en Alemania, más de un 50% de la fuerza de trabajo requerida se ha formado a través de este sistema; en Holanda, un 65% del total de los contenidos formativos se reciben en la empresa; en Francia, entre el 60% y el 75% de la formación total; y en Suiza, con el 90% de oferta formativa, el sistema está totalmente incorporado a la cultura empresarial del país (Knowledge Management in the Learning Society. Education and Skills. Ocde).
Formación didáctica-productiva, que ante la inminente invasión de eficaces sistemas de inteligencia artificial, obliga a rediseñar un nuevo modelo de "inteligencia natural", que permita dirigir una realidad tecnológicamente expandida. En la que los Estados deben convertirse en promotores de ese acuerdo para la sociedad del aprendizaje, al seguir siendo la educación mayoritariamente un servicio público y el camino más seguro para elevar el desarrollo de un país, aprendiendo a innovar, a tomar buenas decisiones y actuar, ante la complejidad y a los desafíos a que se enfrenta continuamente. Mejoras educativas que son considerables a mediano y largo plazo, por lo que requieren de tiempo, estabilidad y flexibilidad para adaptarse a los inevitables cambios, sin que corran el riesgo de su ideologización política, religiosa o económica, dada su gran importancia social.
Donde la participación activa de la ciudadanía en la legislación sobre el sistema educativo y en su gestión, debe ser una garantía democrática, al contribuir a la eficiencia del sistema y al hacer imprescindible la estabilidad a través de la mutua colaboración. Sin caer en la ingenuidad de pensar que con cambiar una ley se cambia la educación, ya que en la mayor parte de los países las reformas educativas han tenido dificultades y presentado conflictos políticos, que han afectado su calidad, cobertura, contenidos y procesos de ejecución. Incluso en países de alto desempeño (donde el nivel de insatisfacción es también elevado), pese a que dichas reformas, están siempre en la agenda política de la mayoría de los organismos internacionales involucrados en su diseño y aplicación, dentro de un cierto ámbito de desarrollo y concepción mundial de lo educativo (OMC, BM, OEA, Unesco, Ocde, Cepal).
Siendo el caso de Corea del Sur una excepción, ya que inició sus programas de reformas desde su independencia del Japón en 1945 (Ley Nacional de Educación en 1968, Universalismo Progresivo en 1996, Plan de Adaptación de la Educación a la Sociedad de la Información en 2004, Buenas Prácticas TIC en la Sociedad del Conocimiento en 2008). Mejorando ostensiblemente los resultados de datos de evaluaciones internacionales como Timss y Pisa, cuyas pruebas relacionan el sistema educativo con la competitividad económica. País elogiado en todos los foros globales, por crear una base sólida de competencias digitales y por usar al sector privado de manera razonable para ampliar el acceso a la educación, desarrollar las aptitudes pertinentes y exigir un nivel más alto de conocimientos, proporcionando a sus trabajadores las habilidades requeridas para competir en los mercados internacionales. Lo que además permitió la inexistencia del analfabetismo prácticamente en toda la nación y su rápido despegue económico e industrial (13.ª economía más grande en el mundo), a través de la fabricación orientada a la exportación y a una fuerza de trabajo altamente calificada.