Tuve el honor de ser invitado, junto con una delegación de Comunes, de la que hizo parte, obviamente, Rodrigo Londoño Echeverri, presidente del partido, al XXVIII Seminario Internacional Los partidos y la Nueva Sociedad que se celebró en Ciudad de México los días 26, 27 y 28 de mayo, finalizado el cual se llevó a cabo una sesión del Foro de Sao Paulo. En ambos eventos tomaron parte representantes de buena parte de los partidos de izquierda existentes en el mundo.
Estar presente en esos escenarios es tener la oportunidad feliz de escuchar la voz de destacados intelectuales con visión alternativa al capitalismo contemporáneo, cada uno de los cuales expone, sin pretensiones, lo que su larga experiencia política militante y sus conocimientos en ciencias sociales le permiten pensar. Una verdadera artillería del pensamiento, como la llamó el profesor argentino Atilio Borón, necesaria hoy más que nunca para salvar el planeta y la humanidad.
Pueden encontrarse rasgos comunes en los centenares de intervenciones. Quizás el primero, por su importancia, hace relación a la profunda crisis por la que atraviesa el modelo de dominación capitalista occidental, la cual alcanza una dimensión insospechada hasta poco tiempo por los amos del mundo. Occidente, ese referente económico, político, social, cultural y hasta religioso que impuso su modo de vida durante los últimos cinco siglos, declina irremediablemente.
Su poderío económico desciende muy rápido frente a nuevos protagonistas. El norte global, conformado básicamente por los denominados G7, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón es hoy en día superado a pasos agigantados por lo que se comienza a denominar el sur global, la poderosa alianza económica y comercial conformada por los BRICS, con China, India, Rusia, Brasil, Sudáfrica y los nuevos miembros recién incorporados.
Tras la II Guerra Mundial, se generó un nuevo orden económico, nacido del pacto de Breton Woods, que fijó las reglas del comercio y las finanzas mundiales. La posición privilegiada la comenzó a ocupar Estados Unidos, que años después se sintió con el poder suficiente para decretar que ya el oro no sería el respaldo de su moneda, sino que lo sería simplemente su pujante economía. El dólar terminó así convertido en la divisa comercial, financiera y de reserva más importante.
El comercio mundial se hacía en dólares, otorgando a este la primacía internacional y ahogando cualquier posibilidad a otras monedas. La decisión de Sadam Husein de negociar el petróleo iraquí en euros, le costó la invasión norteamericana, caso semejante al de Gadafi, que propuso crear la divisa africana ajena al dólar. Hoy se conoce un término nuevo, desdolarización. La promueven los BRICS, un comercio internacional y un sistema financiero ajenos al dólar.
Que ya avanza a pasos agigantados. Los chinos aseguran que en seis años el dólar no será ya la moneda mundial. Los rusos son más modestos, opinan que en diez. Este mes, en Kazán, Rusia, tendrá lugar la cumbre anual de los BRICS, de la que todo el mundo espera noticias contundentes en esa y otras materias. Hay 25 países con solicitud formal de ingreso, uno de ellos Turquía, miembro de la Unión Europea, que con todo lo que pasa comienza a desmembrarse.
El triunfo de los partidos de derecha en Europa se debe a que los ganadores se oponen abiertamente a la guerra con Ucrania. Una derecha antiguerra, algo que da idea de los cambios del mundo actual
Algo que poco se menciona en los medios occidentales, es que el triunfo de los partidos de derecha en Europa se debe en gran medida a que los ganadores se oponen abiertamente a la guerra con Ucrania, y más, a agravarla. Una derecha antiguerra, algo que da idea de los cambios del mundo actual. Igual que Trump, que promete poner fin a ese conflicto en 48 horas. La nueva derecha europea se opone también a los excesos de la Unión, defiende la soberanía de sus países.
Israel quiere llevar a los Estados Unidos a la guerra con Irán, para consolidar su dominio en el Oriente Medio. Aun a costa de un conflicto nuclear, en el que se pueden ver involucrados Rusia y China, los principales enemigos a los ojos de Norteamérica. El peligro inminente de una conflagración mundial y nuclear es el producto del temor occidental a ver terminada su hegemonía. Así como los Estados Unidos se aprestan a hundir sus colmillos una vez más en América Latina, su patio trasero.
Por eso Milei, Bukele, Noboa, la implacable persecución contra Maduro. Por eso observamos una derecha ultramontana, cada día más lumpenizada y dispuesta a todo. Abramos el ojo.