E’iruku es la expresión relacionada con la estructura de origen en el orden espiritual, social, político, económico y militar, y va de generación en generación y, es territorial y marítimo en algunos casos. Este está basado desde la ancestralidad en el que prevalece un sistema legal y jurídico, es el ordenamiento espacial de la nación Uaiú con el espacio vital, expresión que ha sido malinterpretada como clan o casta en la academia occidental.
En la historia de los E’iruku se encuentra un espacio espiritual y corporal de origen, historias de agua, siembra, jayeechi (canción-poesía), cementerios, marca para los animales, espacios sagrados, autoridad ancestral, territorio, entre otros.
Pertenecer a un E’iruku es tener el derecho para el uso, goce y disfrute de las cosas en donde el dominio de la propiedad es del Ouriwou, quienes determinan el orden social del territorio; y los Achonwua, quienes tienen el derecho de vivir allí en armonía y equilibrio del orden social establecido por el respectivo Alaulayu (jefes familiares de un E’iruku).
La nación Uaiu tiene una historia de origen que inicia desde los Purash (seres sagrados) que son de la oscuridad y la claridad, de estos nacieron: Lapü (el sueño), el sol (Kai), Kashi (el luna, en nuestro idioma es masculino), Paraa (la Mar), Maa (la Tierra) y Shiliwala (las estrellas). De la unión de Purash Kai con Paraa nacieron Purash Joutai (viento) y Juya (el lluvia), Juya se unió con Maa (la Tierra) y de esa unión nacieron los animales, vegetales y los Uaiu.
Desde ese origen el espacio vital aéreo, marítimo y terrestre son parte de uno solo donde prevalece los principios de la armonía y equilibrio, de solidaridad y reciprocidad, complementariedad y responsabilidad, desarrollados en la oralidad del idioma por medio del Jayeechi (canción-poesía) y los relatos que construyen de manera permanente la moral, ética y estética de nación.
Nuestro tipo de economía es de pesca, ganadería y agricultura acorde al ecosistema donde desarrollamos la sedentarización para la implementación del sistema alimentario, necesario para la adquisición de alimentos que nos proveen de los nutrientes necesarios y básicos para las calorías que requiere el cuerpo humano.
El idioma uainaikii, es la base de la estructura cultural, es la vida y materia fundamental en la formación de las personas en el enriquecimiento espiritual, es parte del ser en la conciencia, ya que abre el camino para la convivencia entre las familias de los E’iruku; es el eje de la formación de las generaciones para una vida mejor y así poder ejercitar el pensamiento y la capacidad de reflexión y análisis de la intelectualidad.
En la estructura cultural está la familia y su relacionamiento social y político con las demás personas de los E’iruku y otras naciones para el relacionamiento espiritual, económico y militar. En la familia se da la educación oral expresada en diferentes áreas de orden espiritual donde se plasma la construcción permanente de la moral y el desarrollo de las normas posteriores a la Ley Natural, inamovible por principio humano, allí están las funciones y labores de los Alaulayu, Putchipu, las Outsü, el intelecto de quienes expresan el Jayeechi y las sabias de todos los E’iruku.
La nación de los E’iruku, con sus historias de origen en un ecosistema de desierto, marítimo y de serranía, sabanas y riveras del Purashi río Perrakanagua, su economía sedentaria de agricultura, salinera, ganadera y pesca de donde se nutre de los alimentos para la producción de las calorías para la vida resistió las estrategias de guerra implementadas por el imperio católico hispano, y en dos siglos aún perdura su resistencia ante el accionar estratégico de dos repúblicas: la Bolivariana de Venezuela y la multiétnica y pluricultural de Colombia.
Colombia desde 1819 es una república que nunca ha logrado ser estado, dado que los derechos de los pueblos y naciones del Abya Yala no fueron reconocidos, solo se les reconoció algunos predios o lotes creados mediante el derecho medieval del imperio católico, bajo la figura de resguardos.
Solamente hasta 1890 se nos reconoció en tres “categorías humanas”: civilizados, semicivilizados y salvajes, y además los salvajes quedaron bajo la jurisdicción de la autoridad eclesiástica, esto muestra el desprecio y aberración del comportamiento de exclusión cultural en la administración pública desde la colonia.
Posteriormente se realizaron acciones de colonización creando centros urbanos como Uribia, Manaure, Albania, entre otros, donde emitían normas que nos prohibía hacer presencia con ropa ancestral y se crearon internados para la alienación cultural mediante la educación católica.
En estos centros urbanos se ha dado la confrontación armada como el caso de las salinas de Manaure (1936 y 1971) y la más fuerte de ellas: la que estamos viviendo desde finales de los años setenta, por la presencia del extractivismo minero.
Hoy la nación de los E’iruku está siendo aniquilada con acciones directas e indirectas de la república con se describen a continuación:
1. El extractivismo minero y la construcción de una represa en el Purahs Perrakanagua (rio Ranchería). Deterioró el ecosistema en lo superficial, subterráneo, marítimo y aéreo, de donde se mantenía el tipo de economía ganadero con las aguas subterráneas que eran abastecidas por Perrakanagua en el sitio sagrado hoy conocido como Mongui, trayendo consecuencias directas e indirectas en la obtención de nutrientes necesarios para las calorías que nos mantiene con vida.
2. La república no entrega los activos de las salinas de Manaure a los E’iruku propietarios del territorio de la sal, a las mujeres explotadoras de la sal, aniquilando la fuerza laboral y el ejercicio de la autonomía para mejorar este tipo de economía y la obtención de los alimentos para las calorías de los niños.
3. Las entidades territoriales municipales desposesionan a los E’iruku de sus propiedades para la ampliación de las áreas urbanas como Manaure, Uribia, Maicao, Albania, Barrancas y Riohacha, causando desplazamiento y miseria, aniquilando la estructura cultural.
El año 2020 se caracterizó por la presencia de las empresas públicas y privadas en los espacios de la nación de los E’iruku para la explotación del espacio aéreo con la obtención de energía de Purash Kai y Joutai (viento y sol) y de esa manera mejorar la acumulación de dinero de terceros diferentes al territorio de los E’iruku con la venta de esta energía a los consumidores (viviendas, fábricas e industrias), sin dejar utilidades a los propietarios del suelo.
El 2021 debe ser un año para reconocer el estado de esclavitud y miseria en que nos encontramos, reordenar el quehacer nuestro y entre ese reordenamiento está el volver al origen, recuperar el painwashi (la dialéctica), oír para pensar, coordinar acciones y recuperar la esencia de lo que es libre para los E’iruku para comprender la libertad.