Mutación regresiva de viejas ideas que encarnan lo más obsoleto y retardatario de, por ejemplo, un comunismo que como tal en el mundo ya no existe, pero del cual quedan unas ruinas en China, Rusia, Corea del Norte, y Cuba. Países donde sus rasgos políticos despóticos han sobrevivido y en los que la "democracia" parece haber ganado la "batalla de las palabras" como una cuestión abierta, puesto que hasta los regímenes más despóticos y criminales se autocalifican de democráticos. Ya que para ellos es más rentable seguir bajo un modelo político obsoleto, que arriesgarse a formar ciudadanos con herramientas adecuadas para decidir sobre lo que más le conviene a la sociedad. Regímenes comunistas en los que hubo variaciones que se abrieron paso desde el liberalismo al reformismo, que en su época fueron vistas como traiciones por los que se decían "revolucionarios radicales".
Revolucionarios que ante el gran naufragio del comunismo maoísta y del socialismo soviético, muchos se volvieron populistas o progresistas, manteniendo su odio hacia la socialdemocracia acusándola de haberse "vendido a la derecha". Socialdemocracia que, desde los países escandinavos, se ha expandido por Europa hasta España y Francia, expresándose en el Reino Unido con los laboristas y en Estados Unidos con sectores del partido demócrata. Ideología revisionista, que como término lingüístico apareció en el entorno de las revoluciones liberales europeas de 1848, que acabaron con el predominio del absolutismo, con las ideologías de la revolución francesa y con todas las conquistas territoriales del imperio napoleónico. Cuya variante nórdica (de tantas y tan variadas que existen en el planeta), se basa en mecanismos electorales representativos, dirigidos a reformar el capitalismo mediante procesos gradualistas democráticos, rechazando la orientación revolucionaria de lucha entre las clases y los métodos autoritarios de transición del capitalismo al socialismo.
Siendo el verdadero contraste con el progresismo, forma de cultura política que "se acondiciona al contexto cultural y político" de cada parte del mundo, diciendo ser de ideas y actitudes avanzadas, pero sin definirse en un punto específico del espectro tradicional izquierda-derecha. Puesto que suelen mostrar la incoherencia de la animadversión progresista con todo lo referente al capitalismo, siendo ellos también parte del grupo beneficiado por las políticas económicas capitalistas. Progresistas, que después de trasegar por todos los organismos del estado intentando reformar las instituciones a la medida de sus intereses, llegan al poder a través de la democracia, para acabar con la democracia. Interpretando la realidad a partir de sus ideas que imponen como absolutas y monopolizando la palabra mediante la movilización de masas, el ataque a la prensa, el desdén por la ciencia y la verdad objetiva, y el permanente uso del odio.
Recalcitrantes ideas que hoy adolecen de una decrepitud política irreversible, y que en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como gran potencia comunista de la historia solo duraron 69 años, a causa de diversos problemas sociales y económicos, muy de fondo, que la condujeron a su desaparición en 1991. Y que en China, al ver sus dirigentes el colapso de la Unión Soviética, llevaron a cabo una reforma económica poniendo primero el enfoque en el crecimiento, en la modernidad y en la prosperidad del país. Modelo económico basado en la exportación, la industria y la inversión, que dio paso al consumo doméstico, dentro de un constante aumento del nivel de vida de la población. Algo que nunca hizo la URSS, economía rusa que aún hoy tiene una alta dependencia de la extracción y venta de materias primas.
Claras diferencias entre ambas potencias comunistas, pero que, desde el punto de vista económico, el país que preside Xi Jinping, en el inmediato futuro deberá enfrentar inmensos desafíos: aranceles, vetos y prohibiciones de suministros, que sumados a la desaceleración de su economía podrían aumentar el riesgo de estancamiento económico, principalmente debido a su alta dependencia de la deuda. Pese a que China en la actualidad presenta una economía de mercado más fuerte, dinámica y un sistema político resistente, pero todavía muy autoritario. Así la guerra comercial y la fuerte influencia del modo de vida occidental a través de los medios hacen que el tema político sea un gran desestabilizador y que también enfrente grandes problemas internos entre los crecientes opositores al régimen.
Experiencias que en países de estricta observancia marxista, como Cuba o Venezuela, los cuales supuestamente deberían haber seguido la pauta china de "revolución-crecimiento-consolidación", optaron en su lugar por seguir sumidos en el subdesarrollo antes de permitir un régimen político más abierto. Tragedia que indica que estos países están enfermos de tanta ideología comunista y ausentes de economistas prácticos, detentando el poder mediante "reformas cosméticas de distracción o engaño y la existencia de una «oposición funcional» que les da legitimidad. Dictaduras al borde del colapso, cuya terminación de la ocupación por parte de Cuba de Venezuela, facilitará la liberación de sus satélites de Bolivia, Nicaragua y del control sobre los gobiernos de Argentina y México.
Ideologías aparentemente "modernas" que, aunque todas agonizan (desde los movimientos de la contracultura de la década de 1960), ninguna ha muerto, retroalimentándose dialécticamente unas a otras. Ya que "no morirán" hasta que surjan nuevos modelos pluralistas de encuadramiento social propios de la era contemporánea (1789 al presente), como partidos sustitutorios de los existentes desde la "era moderna" (1492 a 1789). Partidos que acepten, toleren y reconozcan, la existencia dentro de la sociedad de múltiples grupos de interés, y que contribuyan al desarrollo de un proceso práctico de reingeniería social paulatina que beneficie a personas concretas.
Verdaderos modelos políticos que no conviertan a los ciudadanos en "idiotas útiles", de una casta de inescrupulosos personajes con gran habilidad para mantener encendida la hoguera, en un mundo azotado por la crisis sanitaria, económica y educativa. Tal como lo fueron en el pasado las huestes o mesnadas de la "era medieval" sujetas a la voluntad del rey (476 a 1492) y las clientelas hereditarias sometidas a la autoridad de los patricios, clase social privilegiada de la "antigua república romana" (510 a 27 a.C.).
