A la música hay que ponerle geografía

A la música hay que ponerle geografía

Como dijo el guitarrista Alejandro Lozano: “Hay muchas bandas de rock, pero si quieres ponerle un sello al mundo, hay que soñar desde donde se viene; esa es la esencia”

Por: Andrés F. Benoit Lourido
junio 21, 2019
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A la música hay que ponerle geografía
Foto: Twitter @Superlitio

Es como si el sonido necesitara ser un emigrante por el mundo, y como este viene de adentro, del corazón de los artistas, ellos comunican musicalmente de dónde vienen, siempre a donde van.

Desde 1996 y 1997, cinco jóvenes fundaron Superlitio entre varios intentos previos de formalizar proyectos. Plaza Sésamo fue el primer espacio donde la banda materializó su sonido frente al público. Un bar rock and rollero que respiraba cultura de gente enardecida por el arte, con tintes de alternativos.

La experimentación musical de Superlitio los llevó a la búsqueda constante de una identidad, una deseosa de hacer rock, pero no de este género puro; no tiene sentido hablar de rock sin mezclar más música con tanta riqueza sonora saliente de toda Colombia. Entonces paulatinamente, en cada álbum comprobaron lo dicho,  ritmos del pacífico y del caribe los han mezclado con su música, y con la base fundamental de lo que los ha acompañado por siempre: la salsa.

“Superlitio suena a Cali”, me dijo Pedro Rovetto (el bajista) una vez cuando conversamos. La relación de la ciudad con la música permeó. Pensé que no necesariamente, todas las letras de sus canciones contienen historias relevantes con lo que ha sucedido en el Valle del Cauca como la canción “Negro sol negra luna” de los polizones de Buenaventura, o “Perro come perro”, sobre las mafias. Lo que han creado en cuanto a su contexto a veces viene de una forma tácita, a veces en una palabra, casi siempre en su sonido.

El sentimiento de identidad cultural es resultado de la apropiación de una memoria histórica, del pasado; de vivencias en determinados territorios. También la identidad evoluciona por la influencia del contexto del presente. De ahí, puntualmente, los artistas idealizan sus creaciones.

Por ejemplo: uno de los álbumes de Litio, llamado Nocturna, es característico de experimentación de nuevos sonidos desde la perspectiva de los teclados, aparentemente no inspirado en Cali. Con la colaboración de Tweety González (respetado productor quien trabajó con Soda Stereo), crearon Nocturna, un álbum misterioso e introspectivo, menos rumbero. Como espectador, digo que lo amplía a uno a otra geografía más latinoamericana, más capitalina. Justamente Superlitio encontró en dicho sonido una musa distinta, en la influencia de lo sereno que podría brindar Bogotá nocturna, la ciudad donde decidieron mudarse para ver a Colombia desde otras facetas, como un todo.

La inspiración del contexto en las expresiones artísticas, es esencial para el contenido cultural por el sentido simbólico que esto representa en quienes hacen música y literatura.

Por mencionar a algunos: Mabiland es una chocoana impresionante, que hizo de Medellín la ciudad culpable de su sensibilidad a las palabras, del caos, melancolía y agresividad suscitada en su arte. Las 1280 Almas, con una propuesta única llena de rebeldía política, en contra de la indiferencia social del país, banda que solo Bogotá pudo parir y formar.

El mundo de la escritura con el servicio de la palabra también reproduce realidades. Mario Mendoza por ejemplo, tiene un estilo hiperrealista y ha narrado historias de lo cotidiano con escenarios violentos, lúgubres y fríos, reflejo puro de la Bogotá vil.

Colombia ha sido el combustible para músicos y escritores. Superlitio reflexionó que luego de un tiempo vivido en Los Ángeles, si no hubieran tomado la decisión de regresar a su país, la banda no existiría.

Lo importante para ellos, sobre todo es, compartir la música con la mayor cantidad de gente posible, les gusta recorrer Colombia en lugares nuevos. "Queremos tener una relación más cercana con la gente. A nosotros nos emociona mucho, por ejemplo, cuando se nos acerca alguien que nos dice que toca guitarra o que es músico, por nosotros. O que alguna canción de Superlitio lo inspiró a componer su propia canción".

El sábado 29 de junio habrá una fiesta en la ciudad en el Cadillac Beer Rock de Venecia, uno de los lugares de Bogotá que trabaja por la cultura y el arte apoyando la música independiente y emergente. Sonará Superlitio, Sonido Sudaka y Piel Camaleón.

"Las ciudades se han quedado en el confort de la música urbana y eso es solo lo que suena en la radio", me dijo Rovetto. También me expresó que a Colombia le hace falta enorgullecerse por su cultura y no hacerlo cuando solamente sea conveniente: cuando juega la selección o cuando alguien se gana un premio en el exterior. Sin importar si es de la Costa, del Eje Cafetero, de Bogotá, Medellín, los Llanos, hay que buscar la esencia con la que uno se identifique y usarlo como combustible para crear, hacer arte. Pongámosle geografía.

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