El escándalo armado sobre #LaMujerWayuuNoSeVende no va a llegar a la mujer indígena de La Guajira profunda, porque allá, no hay acceso a Internet, ni tienen celulares, muchas no tienen toallas higiénicas, no hay educación sexual, ni planificación, allá no va a generar indignación, será un escándalo de redes.
A #LaMujerWayuu históricamente se han violado sus derechos. No son situaciones comparables, pero a las mujeres Wayuu por años les han brindado el peor trato que un ser humano pueda experimentar, le han sercenado el derecho a la vida, el derecho a la familia y la reproducción. En su cara, las mujeres y madres Wayuu han visto cómo más de 5000 de sus hijos han muerto a falta de presencia real del Estado. A ellas las han condenando a enterrar a sus hijos, muertos por enfermedades, que la ciencia moderna hace años cura.
Los términos que usa Fabio Zuleta son reprochables por donde se le mire, pero lo que él dice de una manera grosera y de mal chiste es una práctica normal en la cultura Wayuu. La esencia del (La) Dote, los alijunas y algunos indígenas por hacer parte de la sociedad "bien", lo han desdibujado, al igual que otras prácticas ancestrales y las han acomodado a sus intereses de "Raza Superior".
Los alijunas, que históricamente han gobernado a los Wayuu, nunca han entendido la cultura indígena, hasta el punto de que una práctica ancestral, que se practica con todo el rigor en el interior de las comunidades sea llevada hasta la burla. La mujer Wayuu no se vende. La mujer Wayuu se respeta.
Hablan de cambiar una práctica ancestral, pero ¿quién falla es la práctica o la interpretación que se le da por los alijunas? ¿qué tal si empezamos por garantizarle a #LaMujerWayuu sus derechos violados? ¿Qué tal si entendemos la cultura Wayúu?