Lucia Salem fue la única mujer que se fijó en el ídolo vallenato cuando vendía empanadas en la terminal de Valledupar, no tenía la fortuna con la que vive cómodamente hoy a sus 41 y contaba con 30 kilos de más que no se parecían al hombre apuesto que enloquece a sus fanáticas. Lucía pertenecía a una familia prestante del Cesar, pero esto no fue impedimento para poner sus ojos sobre el cantante lo que desencadenó un romance prohibido y vetado por la sociedad tradicional y clasista de la región.
Nadie se imaginaría que La Colegiala, canción que lanzó al estrellato a Silvestre Dangond, estuvo inspirada en esta historia de amor imposible. Según cuentan en Valledupar, la canción fue inspirada en Lucia Saleml que para la época tenía 15 años y no había terminado el Bachillerato en el colegio de las monjas. La llamada "colegiala" contaba siempre con la complicidad de su amiga "Bertica", la celestina de esta historia de amor. La relación terminó cuando la presión social fue mayor, pero Silvestre nunca superó a Lucía.
La primera vez que Silvestre Dangond cantó esta canción fue en 2003. El joven artista vallenato jamás se imaginó que esa canción iba a pegar con tal fuerza en discotecas, emisoras y bares de toda la costa que sería su trampolín hacia la fama de la que goza hoy. Además de esta canción, Lucía, quien hoy es una mujer casada, también habría inspirado otras letras del cantante aun después de terminada la relación como “Muchachita bonita”, “Me seguís gustando” y “El gavilán”. Silvestre, por su parte, se casó con Pieri Avendaño y tiene tres hijos.