Tener valor, hoy en día, es de pocos, que lo diga la mujer abandonada, el militar, la viuda, el huérfano, el extranjero que perdió su tierra, el desamparado, el empresario que quebró y se levantó con más de 2, 5, 10, 100, 500, 10.000 trabajadores a su cargo, y se pararon y salieron adelante, y no terminaría aquí de enumerarlos.
Álvaro Uribe Vélez es un líder que representa a una amplia cantidad de personas en el país, y esto no se puede olvidar. Del mismo modo que en el marco de un espacio jurídico, la representación de un abogado es crucial para el respeto de los derechos de sus defendidos, en materia jurídica y política, asimismo la representación y el liderazgo son pieza fundamental; no se puede olvidar esto y se ha tratado de dejar de lado por parte de los opositores. Desconocer los derechos de un líder de la representatividad de Álvaro Uribe Vélez es atentar contra los derechos de esta amplia cantidad de personas que se sienten identificados, gracias a su gestión, compromiso, temple; qué puede pensar un trabajador en el Chocó que comparte la tesis del desarrollo social, que propuso el importante líder.
Dónde nos encontramos con la corrupción, la inseguridad, la minería ilegal, el narcotráfico, el desplazamiento, la infraestructura deficiente, las situaciones económicas precarias, la presencia de grupos armados ilegales, el aislamiento, la precariedad en servicios públicos, el desempleo y la cobertura insuficiente en salud; pero hacer esta descripción es como hacerla por todos los departamentos de Colombia, todas estas dificultades que nos llevan a creer en una persona con liderazgo para que cambie estas situaciones de maldad que enfrenta el país. ¿Qué puede sentir una ama de casa en Medellín que depositó su confianza en el expresidente y hoy ve que su derecho a la representación ha sido desconocido sobre la base de una investigación que hoy produce compulsa de copias para el denunciante y más dudas que certezas? Entonces, en este momento, para el país, es muy importante que se respeten los derechos y las posiciones de todos y no de unos pocos o de algunos, sino de las generaciones que perpetuó Uribe, haciendo un cálculo somero sin llegar al dogmatismo.
El adoctrinamiento silencioso por más de 20 años con nuestros niños, jóvenes y adultos, generado en las aulas de clase por los movimientos de izquierda, sindicatos y profesores que abusan de su posición dominante ha hecho que su legado se desconozca o se olvide, pero ¿por qué permitirlo? ¿por qué dejar que las bases con las que se dio un cambio, una transformación de 180°, solo con sus 5 huevitos, se acabe solamente por un adoctrinamiento?, cuando la realidad fue otra.
Mucho hay que agradecerle al hombre que aplacó la inseguridad del país donde nuestros abuelos comentaban que no podían salir a visitar a nadie de otra región, por la incertidumbre en las carreteras, las pescas milagrosas, las bombas, extorsiones a los empresarios microempresarios, comerciantes o cualquier ciudadano que consideraran ¿por qué olvidar esto? Cuando la causa estaba perdida, él logró rescatar a Colombia, y revivir a un Estado fallido.
Incluso líderes que se sitúan en las antípodas ideológicas y políticas le han reconocido, y no en pocas ocasiones, las importantes realizaciones de su gobierno. Eso no se puede desconocer y debe hacerse valer en cualquier tiempo. Hay importantes líderes de izquierda que han reconocido que la desmovilización de un sector del conflicto fue crucial para la disminución de la violencia en el país. Muchos señalaron que para que un grupo se desmovilizara se requería que primero se desmovilizara el otro, por lo que el papel de Álvaro Uribe Vélez es trascendental y eso no se puede negar.
Tener fuerza de voluntad, la capacidad de tomar decisiones, es querer, y cuando uno quiere puede. Es como tener gasolina todo el día para el carro, la fuerza de voluntad la necesitamos para todo, incluso nosotras las mujeres lo podemos notar en el momento en que tenemos que ir al gym y la fuerza de voluntad o nos empuja o nos hace declinar.
Ahora bien, y por otro lado, hay que observar también en no caer y llegar a la idolatría, porque es como alcanzar el pecado; por eso más allá de esto, es admirar a un hombre que sí logró la paz para la nación.
El valor es criticado y la fuerza medida, pero a esto nos sometemos todos a diario; sus amores, odios y pasiones se resumen en la dialéctica del concepto hegeliano, a toda tesis corresponde una antítesis para lograr una síntesis dialéctica, pero a todos los entendidos se les olvida que el pueblo tiene al dirigente que merece, por eso hay que sanar la tierra, ya que la revolución ha llegado al punto de haber expropiado mentes. Ojo con el 2022