La aerolínea de bajo costo Ultra Air quebró luego de dos meses de tratar de superar una crisis financiera que lo había llevado a no poder pagar el arriendo de las seis aeronaves. La estocada final fue la exigencia de los propietarios de los aviones de su pago mensual que equivale a una cifra de entre USD 450.000 y 500.000 mensuales que empezaron además a pedir pago inmediato o devolución de los aviones por la desconfianza que generó la crisis de Viva Air.
Al momento de la quiebra, Ultra Air presentaba una deuda bancaria de USD 8 millones con Bancolombia y cuentas por pagar a otros por USD 14 millones.
Según indicó David Bojanini, presidente de la junta directiva, aguardaron hasta el último momento por una inversión, un crédito o algo que los rescatara, entre ellos por parte del gobierno que tenía conocimiento de la crisis económica de la compañía, “Le solicitamos de manera insistente al Gobierno una cita con el presidente, a la Aerocivil, a todos, buscar la manera que nos dieran un fondo con los diferentes ministerios, un fondo de garantías para que los bancos nos prestaran dinero, o que nos dieran un apoyo para salir adelante”.
Habían logrado un gran avance en la operación que garantizaba un alta ocupación de los aviones pero factores externos como el alza en el precio de la gasolina por la guerra en Ucrania y la devaluación influyeron para que Ultr Air se toteara. Más del 80 % de las obligaciones de la aerolínea estaban pactadas en dólares mientras los tiquetes se venden en pesos.
El precio del combustible de aviación aumentó en un 45 %; este representa el cerca del 50 % de los costos de la aerolínea; y por último el incremento del IVA tanto en los tiquetes aéreos como en el combustible que se había reducido del 19 al 5 por ciento durante la pandemia afectó las ventas de tiquetes aéreos.
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