Esta semana reinició la audiencia de Emilio Tapia acusado de estar detrás del entramado de corrupción entre Centros Poblados y el Ministerio de las TIC mientras pagaba una condena por ser el cerebro del Carrusel de Contratación de Bogotá. Su abogado Alejandro Sánchez fuera recluido en el batallón militar de Malambo cerca a Barranquilla, para que estuviera junto a su esposa y tres hijos alegando también que su cliente tendría que contar con acompañamiento médico debido al presunto estrés y ansiedad que han afectado su salud. Además habrían amenazas de muerte contra la vida de Emilio Tapia si era recluido en una cárcel.
A pesar de los multiples esfuerzos de Tapia por evadir la justicia, la jueza estableció que deberá ser recluido en una cárcel de máxima seguridad en la que no haya hacinamiento y que haya cupo para el contratista y así evitar que su seguridad se vea perjudicada. En los próximos días el IMPEC definirá en qué cárcel de máxima seguridad será recluido. Las opciones son la Picota de Bogotá , la de Cómbita, la Tramacúa de Valledupar, esta última es un verdadero infierno por los cuarenta grados de temperatura sin ventilador que se viven dentro de un centro de reclusión que tiene, como anuncio de entrada, “Bienvenidos al infierno”.