Soy como cualquier colombiano: un enamorado del arte, de viajar y por ende de cuanto espectáculo pueda ser parte de mis placeres.
Cada que viajo logro transmitir a quienes conozco algo de nuestra cultura, más allá de los referentes más típicos y comunes: los sombreros volteados, alpargatas y tejidos en fique. Por ello, me enorgullezco cuando un diseñador aprovecha sus conocimientos para transmitir que Colombia está a la altura de las grandes casas de modas y, por qué no, que es cuna de talentos dignos de competir con cualquiera.
Pero duele, cuando encontramos personas que copian sin vergüenza ni temor alguno a ser criticados o vetados y sin dar ningún mérito a los verdaderos y originales autores. ¡Pero qué digo! Tal vez duele más ver cómo los “grandes” críticos de moda enaltecen las colecciones copiadas de algunos diseñadores, demostrando con ello su rampante desconocimiento de las tendencias de la moda y de los desfiles de otras latitudes.
Un caso actual es el visto la semana pasada en los “diseños” de Darío Cárdenas en su colección para New Balance Colombia, donde vi muchas similaridades con la pasarela de Moschino Fall/Winter 2017. Más de un ingenuo enaltecía la fuerza de su colección, la “evolución” de la moda colombiana calificada como inspiración atrevida y exitosa. El llevar un artículo, como lo es una caja, a prendas de vestir versátiles y elegantes fue una idea concebida antes por Moschino. Si bien es normal la inspiración de los diseñadores en ideas anteriores, cuando se copia en forma literal, sin dar ningún aporte novedoso se da muestras de la limitada capacidad creativa.
Casos similares hemos vivido en otras ocasiones: en Colombiamoda 2016, figuras reconocidas de la moda colombiana como es el caso de Jorge Duque y Erikó, copiaron sin muestra de vergüenza a Gucci y Neil Barrett, luego fueron aplaudidos y criticados en los pasillos por tan mal plagio.
No podría decir quiénes son responsables de estos hechos, puesto que desde las universidades observamos cómo algunas pasarelas de estudiantes son malas copias de otros diseñadores internacionales, pero que pasan por originales ante la falta de preparación y actualización de los docentes y la emoción explosiva del público. Estas nuevas “competencias artísticas de saber copiar” tienen éxito entre quienes luego serán los representantes de la moda para el mundo. Los diseñadores que buscan plasmar una idea realmente original deberán seguir compitiendo para superar a estos “diseñadores” hábiles en copiar.