Uno de los hombres que mejor conoció a Juan Harvey Caicedo fue Edgar Atunduaga, quien también partió hace unos años. El ex director de la Luciernaga escribió un libro llamado Finales tristes en donde cuenta algunas de las experiencias ya de finales de vida de la gente que conoció. Sin duda, uno de los más tristes fue el de Juan Harvey Caicedo. La voz oficial de Caracol se apagó en el año 2003, hace ya veinte años y al parecer fue por voluntad propia.
A pesar de su trayectoria Caicedo se quedó sin respaldo en los canales donde trabajaba y de manera abrupta le cancelaron todos sus programas. Así que habría tomado la fatal decisión de acabar con su vida.
Así lo relata Artunduaga en su libro:
Esa noche del martes 21 de octubre de 2003, en la sala de su casa, toda arte y buen gusto, había reunión familiar. Juan Harvey pasó rápido al segundo piso y, como era su costumbre, comenzó a escuchar música. Minutos después, todos se estremecieron con un ruido seco, un disparo que sonó como un campanazo ronco y definitivo. El corazón de Juanito estalló en pedazos. Decidió irse y se fue triste. En la mañana de ese mismo día, funcionarios de la Cadena Caracol, donde trabajó por más de 25 años, le habían notificado, sin explicaciones de ninguna naturaleza, la decisión de la compañía de acabar su exquisito y nostálgico programa de boleros, que se transmitía los domingos en la noche, antes habían decidido también excluirlo del programa Pase la Tarde, lo mismo de la Luciérnaga, donde cumplía un papel extraordinario. Muy pocos llegaron a conocer del buen humor que desplegó en ese programa”.