Al parecer, el precio por traer la gloria a Colombia es el olvido y la apatía. Así ocurrió con el maestro Wilson Choperena, compositor de “La pollera colorá”, quien, después de dejar el nombre del país en alto, componer más de 70 canciones y dar a conocer la cumbia al mundo entero, murió en la miseria, tocando por monedas en las calles y recibiendo una precaria pensión de 200 mil pesos mensuales que le daba Sayco por todo su aporte a la cultura.
Esta triste realidad la vive hoy el maestro Álvaro Villalba, eterno compañero de Rodrigo Silva, juntos conformaron el dueto Silva y Villalba, uno de los principales exponentes de la música andina colombiana. ¿Y es que quién no ha escuchado “Si pasas por San Gil o “Lloran los guaduales?
El pasado 8 de febrero, en el programa La Red, pudimos enterarnos de que el maestro sufrió una isquemia cerebral transitoria, sufre males en la próstata y una enfermedad en los ojos, por lo cual no puede hablar y está postrado en una silla de ruedas al cuidado de su esposa María Cecilia Arciniegas, quien contó que nadie lo visita ya, no tiene suficiente dinero para sus implementos de aseo personal y está confinado en el olvido.
A eso se suma la delicada crisis económica por la que pasan: sobreviven con una tienda de víveres que tienen en su casa y con el millón de pesos que Acinpro le da cada 6 meses a Álvaro Villalba. Uno se pregunta cómo alguien que ha dejado tan alto la cultura colombiana recibe esa miseria, pero lamentablemente depende de las regalías que recibe cuando su música se escucha en los medios de comunicación, y como en este país, si alguien no canta regaeton o música popular, o su mamá no es una millonaria que le patrocina los caprichos musicales a su hijo, no puede sonar en ningún lado, verdaderos artistas como Villalba quedan en total abandono.
La respuesta de la Asociación Colombiana de Intérpretes y Productores Fonográficos-Asinpro- le ofreció un apoyo de 600 mil pesos durante tres meses para internar al maestro Villalba en un centro geriátrico, a lo que su esposa se reusó, pues no iba a dejarlo después de estar toda la vida a su lado.
Tras la lucha de su esposa María Cecilia, Acinpro se comprometió a darle al maestro 1 millón de pesos mensuales para poder pagar una enfermera que ayude a cuidarlo. ¿Es eso lo que merece un artista de la talla de Álvaro Villalba? ¿Un millón de pesos en un país en donde muchos congresistas corruptos reciben más de 33 millones mensuales de sueldo (además de coimas) y en donde burócratas ineficientes tienen pensiones millonarias?