En el Museo de Artes Visuales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano se expone la donación que Ruven Afanador realizó al Museo de Arte Moderno de Bogotá. Sus fotografías revelan el mandato de un ojo interno y otro educado que, en interesantes composiciones registra desde bellas modelos hasta sus personajes grotescos que conocimos en las películas de Almodóvar. La exposición hace parte de un interesante relato de imágenes que el artista titula: Yo seré tu espejo.
Según su biografía, nació en Bucaramanga. Colombiano que parece un irreverente español. A los catorce años, se trasladó a una ciudad de Nueva York donde comenzó a estudiar arte y reconoció su enorme interés por las fotografías que produjeron en el siglo XIX. Repasó la historia de la técnica: daguerrotipos, ferrotipos, negativos en vidrio, impresiones en el cuarto oscuro para llegar a su fotografía digital. Unos colores blancos y negros rotundos, sintéticos, contrastan con una gama de grises y texturas sutiles muy marcadas por el fondo y la forma.
El mundo del retrato es su principal tema y le interesan diversas aproximaciones. La exposición tiene varios puntos de vista que han recogido en varios libros. El acercamiento a la geometría es una de sus características que podemos observar en el marco de los cuerpos de dos hermanos, el salto de dos mujeres, el cuerpo errático de un roquero. Busca con intención el mundo simbólico de un erotismo subterráneo y en los retratos busca una reinvención de un cubismo moderno.
Logra darle sentido a silueta a un perfil. Afanador admira la dedicación que se necesita para que un profesional logre sus maravillosas dotes y, por eso observa como una mirada atenta a sus bailarines, toreros, modelos, actrices. Con la misma curiosidad disfraza o enmascara a sus grandes personajes. Por ejemplo, podemos ver la decrepitud tristemente trastocada de la Duquesa de Alba, o la tristeza de la monarquía de Mónaco, en el rostro de la princesa sudafricana. Retrata a Sofía Vergara en su alegre informalidad o toma el perfil de la actriz Rossy de la Palma.
En la muestra podemos ver la gran escenografía donde Hillary Clinton está sentada una esquina en medio de la Casa Blanca o, podemos encontrar la fascinación de la contextura física y mental de un domador de tarántulas en Washington D.C.
También podemos referirnos a la claridad casi fonética de sus retratos como lo presenta el pompo y la elegancia de un larguísimo vestido de Dita Von Teese en un balcón en París, la mirada tímida y atrevida de Pedro Almodóvar o la fotografía de Gabriel García Márquez con una ruana en un jardín sin flores.