En la actualidad se puede observar que lo íntimo y lo público están separados por una línea muy delgada y fácil de cruzar. De hecho, es imposible hablar de intimidad y de lo público en estos momentos sin tener que referirse a medios de comunicación y redes sociales.
Así como el tiempo ha cambiado, también las audiencias y los medios. Ambos al conocer algún aspecto privado de alguna persona o grupo, así solo sea una porción de la información, se creen con el derecho y la autoridad de señalar y levantar juicios o inferir que la “saben”.
Con eso en mente, hoy en día la intimidad se resume en lo personal y lo oculto, puesto que siendo parte de una sociedad, grupo o población el compartir información de la vida en espacios públicos, plataformas digitales y medios análogos hace que lo que para muchos es privado pasa a ser visible a la mirada de todos, brindando la oportunidad de opinar y especular historias desde puntos de vistas ajenos y aislados totalmente de la realidad.
Lo íntimo, como su palabra lo dice, se debe quedar guardado y apartado de la vista de otros, dándole así el lugar y el valor que corresponde; en cuanto a lo público se debe determinar cuál es la información que se quiere dar a conocer. Si se tienen claro estos conceptos, mantendremos el límite entre lo íntimo y lo público (Morales, 1966).
Ahora, teniendo en cuenta lo dicho anteriormente se puede preguntar si en la sociedad actual existe la intimidad.