Julio Rengifo era un niño puppy que andaba en el Mercedes Benz de su padre, mirando por encima del hombro y poco le interesaba el mundo. Solía andar en la burbuja de arrogancia de quienes creen tener todo solucionado económicamente y le importaba un carajo lo que pasara a su alrededor. Sin embargo, la vida le tenía preparada una enseñanza de choque, como le ocurrió cuando su padre sufrió Alzheimer. Perdieron toda la bonanza que los acompañó todos esos años y no supieron en dónde su padre dejó la riqueza al perder la memoria.
La experiencia que marcó su vida transcurrió en Cocorná, Antioquia, haciendo una labor social con campesinos, el ejercicio del colegio consistía en ser “adoptado” como un hijo de una familia que trabaja con caña. Llevaba comida enlatada para no comer de lo que comían los demás, porque le daba asco en ese entonces, pero al darse cuenta que cuando vendían la caña, obtenían una ganancia casi nula por hacer todo el esfuerzo de producción, mientras que los que la comercializaban se la llevaban toda; despertó su conciencia.
Viendo cómo les tocaba vender por lo que les ofrecieran prácticamente, si no se quedaban con la panelita y aguantando necesidades para sus familias, le cambió la perspectiva del mundo. Entonces llegó a Medellín otra vez… pero con una mentalidad diferente que lo transformó para ayudar a los más vulnerables y a la gente más necesitada, aun viviendo en ese momento en la opulencia.
El 22 de julio de 2016 tenían planeado asesinar a Rengifo en su casa, en Belén Buenavista, sector cercano al corregimiento de Altavista. Los combos de Los Chivos y Los Pájaros tenían planeado acabar con su denunciante más acérrimo, aunque él, al ver el visaje de dos pelados muy sospechosos al frente de su casa, intuyó lo que le iba a pasar, siendo las autoridades quienes los capturaron, para que él, posteriormente saliera huyendo; obteniendo la información del atentado contra su integridad en el celular de aquellos sujetos; y viéndose obligado a dormir en hoteles por esos días.
Su historia con la comuna 16 (Belén) y el corregimiento de Altavista comenzó cuando llegó hace 35 años a Belén Buenavista, trabajando con grupos juveniles, deportivos y recreativos, de alguna manera quitándole menores a los actores en conflicto, mediante espacios de participación, formación y cultura en la comuna 16. Esto le contrajo problemas de seguridad, trayéndole amenazas constantes por ser un “sapo” para estas estructuras criminales y lo que dio pie a su primer intento de homicidio.
Rengifo conoció a los que ahora son cabecillas desde niños, cuando jugaban fútbol y por el trabajo que ha realizado en toda la ciudad. Personajes como alias Chatán perteneciente a Los Chivos o alias Hugo pájaro y Juancho pájaro, eran parte de su cotidianidad, conociendo las dinámicas y a los actores armados en disputa por el territorio.
Al patriarca de los chivos, le decían así porque comía papel y tenía una chivera en el mentón, entonces empezaron a reconocerlos como la familia del chivo. Hay unos de los chivos, por parte de la familia Suazo que no eran delincuentes, sino que simplemente consumían y cuando llegaron las milicias con ellos no se metían porque les ofrecían dádivas. Más tarde algunos integrantes de esta familia comenzaron con las milicias populares, luego con los paracos y ahora operan como bandas delincuenciales. Al coger fuerza se convirtieron en un grupo independiente que funciona para beneficiarse y lucrarse así mismo, siendo una familia numerosa, que ya va por su quinta generación en la entrada del corregimiento de Altavista y en Belén La Palma, cerca del Calvario; pertenecieron a las milicias, a la Oficina, a los urabeños y a las AGC, por eso este líder los describe como más falsos que una moneda de cuero, porque dan la vuelta para donde más les convenga.
Los pájaros obtuvieron este apodo casualmente también por el patriarca de la familia, ellos fueron 14 hermanos entre hombres y mujeres que vivían en una sola casa, ya se puede uno imaginar por qué les dicen así, por la cantidad de hijos que tuvo el padre, entonces evocaba al pájaro loco. Éste es el hijo de pájaro o la hija de pájaro decían, por eso en la historia del barrio quedaron como los pájaros. En esa época como niños adolescentes eran normales, luego los hermanos mayores se empezaron a meter en vueltas, en delincuencia común, a coger poder, por eso asesinaron a estos hermanos mayores, pero quedaron Juancho pájaro, Hugo pájaro, Diego pájaro y Felipe pájaro. Son los que tienen el control territorial en barrios como Belén Zafra, Cantarranas, Sucre, Buenavista, Las Brisas y Los Alpinos. Ahora muchos de sus hijos de la descendencia de estos cabecillas, continuaron por este camino que ya llega a su quinta generación.
La situación socioeconómica paupérrima de estas familias al crecer solo viendo drogas y armas, así como ver a sus familiares metidos en estos asuntos, hicieron que los niños crecieran viendo a la autoridad como enemigos porque siempre quienes los allanaban era la policía atropellando a sus familiares; eso ha sido la constante para ambas familias.
“Lo último que hace un actor armado es enfrentarse a la Fuerza Pública, pero a ellos no les da nada enfrentárseles. Anteriormente en un taller de prevención a menores por esta zona, les preguntábamos a los niños ¿qué quieren ser cuando grandes? Alias Chatán de Los Chivos respondía que quería matar policías, porque el chip que tienen estos niños es la violencia que han vivido. Ellos veían como se llevaban a sus familiares a la cárcel. Al niño ver solo violencia la reproducía, así como dormir sobre sabanas y aguantar hambre, entonces ¿qué hace un muchacho de esos cuando crece? No tiene otra opción y crecen viendo a la Policía como el enemigo número uno”, explicó este líder de Derechos Humanos.
La rivalidad histórica que tienen Los Chivos y Los Pájaros es debido a las rencillas internas, porque muchos fueron amigos de infancia y estudiaron juntos en los colegios cercanos a estos barrios; e incluso también muchos son primos hermanos en segundo grado de consanguinidad. Pero solo porque alguno pertenece a Los Chivos o el otro a Los Pájaros, ha desencadenado en una confrontación absurda que ya lleva más de 30 años.
Contradictoriamente, de ser ambas familias oprimidas y vulnerables, pasaron a convertirse en los victimarios de los territorios que controlan, porque cada banda maneja sus plazas de vicio, su venta con microtráfico enviciando principalmente a los jóvenes y con la ruta de narcotráfico; la extorsión a los comerciantes como en el caso de una carnicería que le cobraban cinco millones al mes y a los tenderos, a algunas casas le cobran la vacuna “ambiental” de dos mil pesos, al transporte informal llamados chiveros, al pasar por los dos sectores, son vacunados por ambas estructuras, y si no, corren el riesgo de ser asesinados como ocurrió con dos conductores en diciembre de 2018. Las ladrilleras y las empresas grandes que residen en la zona, tampoco se escapan de la extorsión.
Las rutas de buses de Cotrabel 172 y 178 deben pagar por cada uno de los 40 buses a cada banda por separado, así como el administrador de cada terminal, lo que ha provocado varios paros en las rutas de transporte. También la estación de gasolina paga vacuna, además de tener la venta “formal” ilegal, imponiendo la canasta familiar a un precio excesivo superando casi el doble del precio como pasa con las arepas, los huevos, la panela y hasta el gas; obligando a los comerciantes a comprarles sus productos, siendo una comunidad de estratos socioeconómicos bajos. Un paquete de arepas que vale 1.000, lo pagan a 1.500 o una pipeta de gas que vale 45.000, la compran en 65.000. Paradójicamente, tienen el acuerdo conveniente de no pisarse las mangueras, distribuyéndose los lugares para que cada uno tenga su control territorial y pueda cobrar donde le corresponde.
¿Pero y cómo hace Julio Rengifo para obtener más información sobre todos estos hechos, incluso con mayor diligencia y profundidad que las mismas autoridades? Es lo que muchos se preguntan.
“Así como la policía tiene informantes, uno también tiene fans que le cuentan lo que hacen cada una de estas estructuras o personas que son muy cercanos a ellos y que le informan a uno todo lo que pasa. Me llaman y me dicen, Julio, mira que tienen a este pelado allí y le va a pasar esto, me ha llegado el cuento de que ahora a las tres de la tarde van a matar a fulanito. Muchas veces me ha pasado, advierto a las autoridades o a su entorno cercano, para que se evite, como en otras ocasiones que ya no hay nada por hacer”, cuenta Rengifo.
Su activismo siempre ha estado muy allegado a la institucionalidad, a la policía y al ejército, aunque también les lanza críticas fuertes reconociendo que hay una corrupción enorme en estos entes como en la Fiscalía, con el tema de las recompensas a los informantes que ayudan a capturar a los delincuentes porque los testigos no reciben el dinero prometido; así como aseverando que aún las autoridades pueden tener nexos con el paramilitarismo, aunque aclara que no se puede generalizar. Considera que con la administración como tal, hay que estar ahí, porque para él, no tiene sentido decir que no necesita nada de nadie, ni del gobierno. Aunque esto sea impensado para algunas personas que trabajen con derechos humanos que cuestionan esto, como él lo manifiesta, que se dice que los defensores de derechos humanos solo deben ser de izquierda y ajeno a todo lo político-administrativo, pero él se siente bien ejerciendo su liderazgo así, y aportando también desde adentro con su respectiva distancia.
Pero no todo es un idilio, la carga que implica asumir un liderazgo, lleva a situaciones adversas como le pasó en algún momento con todos los líderes en Buenavista, con el programa Parce del Instituto Mi Río, cuando él era promotor para que los jóvenes que hacían parte de los combos, para que pasaran de manejar armas a buscar que los pelados limpiaran las quebradas. Desde Belén Zafra hasta la Perla, había 10 combos en ese entonces y recuerda como bajaban a los pelados de los buses para asesinarlos.
“Por hacer esta labor me gané la imagen de que yo era el súper jefe de los combos, me tocó reunir a todos los líderes con el inspector y un fiscal porque me decían que robaba o que era un violador de niños; siempre habrán comentarios que quieren dañar la imagen de cualquier líder social”, asegura Julio Rengifo.
El reclutamiento de menores ha sido la tendencia en Belén y Altavista, donde se ven como preparan a los menores para que sean los futuros sicarios y delincuentes de esta zona, como también lo ha evidenciado con otros barrios de la comuna 16, como son los combos de Las Violetas, Los Joaquinillos, Las Mulas, la banda de La Capilla, Las AGC, los de Aguas Frías, los de San Bernardo, hasta llegar a Los Chivos y los Pájaros.
“En materia de desplazamiento forzado intraurbano, estos dos barrios también padecen una seria afectación. Solo de la centralidad de Altavista han sido expulsadas 184 familias entre 2018 y 2019, 37 durante el 2018, los restantes 147 ocurrieron durante el 2019, es decir que en la centralidad de Altavista se quintuplicó en el periodo en cuestión el número desplazamientos intraurbanos”, como reza en la alerta temprana N 032 de 2020 de la Defensoría del Pueblo.
Desde la misma alcaldía de Medellín, cuando Federico Gutiérrez era el alcalde, lo llamó a su celular personal pidiéndole que por favor no hiciera público el secuestro de un comerciante, para evitar un escándalo en la opinión pública, mientras ellos pudiesen intentar controlar esta situación mediante el operativo, con el objetivo de recuperar la libertad de esta persona de manera desapercibida ante la ciudadanía.
“Esto ha pasado con muchos gobernantes y autoridades de alto nivel, que piden que no se divulguen muchos hechos graves que afectan la ciudad, para evitar una imagen negativa de Medellín, que muchas veces incómoda a los gobernantes·, afirma Julio Rengifo.
Pues Belén es otra ciudad dentro de la urbe, aunque al igual que Medellín, ofrece contrastes similares: los mejores escenarios recreativos y deportivos de la ciudad, con la desigualdad de pobreza extrema de sus habitantes en la periferia; empresas, centros comerciales y sectores de clase media alta y al mismo tiempo es una de las comunas más violentas de la ciudad. Según el Sistema de Seguridad y Convivencia de la Alcaldía de Medellín, Belén tuvo 41 homicidios en 2018 y 52 en 2019; mientras que Altavista 44 en el 2018 y 26 en 2019.
“Lo ideal sería que en esta ciudad no pasara nada, pero desafortunadamente pasan muchas cosas. Medellín es de polos opuestos, se hacen cosas muy buenas, mientras que los delincuentes hacen lo contrario. En su desarrollo y progreso somos los primeros, pero en la parte negativa también sobresalimos porque en todas las estadísticas ocupamos el primer lugar”, manifiesta el líder.
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, son más de 140 Grupos Armados de Crimen Organizado de diferente nivel que continúan realizando actividades ilícitas en el Valle de Aburrá y generando tanto riesgos como afectaciones directas a los derechos a la vida. Por otra parte, el Nodo Antioquia de Derechos Humanos, asegura que son cerca de 350 estructuras criminales, casi que habitarían aproximadamente dos por barrio, partiendo de que son 249 en la ciudad.
Todas esas oficinas de cobro que fomentó el Cartel de Medellín tuvieron como consecuencia que la ciudad fuera reconocida en 1991 como la ciudad más violenta del mundo, con una tasa de 382 homicidios por cada cien mil habitantes; contrastando con la Medellín innovadora que es el referente de desarrollo en el país.
“Medellín, el Valle de Aburrá y los paisas o medellinenses, marcamos una identidad cultural hacia el país con la forma de ser, que somos muy amigables y queridos con la gente, por el empuje, la verraquera y eso de que queremos salir siempre adelante. Tenemos un sentido de pertenencia muy marcado por nuestra región y especialmente por nuestra ciudad, aunque desafortunadamente también está en nuestro ADN el tema del conflicto”, así describe Rengifo la idiosincrasia propia.
Dentro del entramado de este conflicto en el plano local, trasciende al resto del Valle de Aburrá, pasando por lo regional y hasta lo nacional, porque Los Pájaros establecieron nexos con Los Pesebreros, estructura de la cual tienen su descendencia en el mundo criminal, y con la Oficina de Envigado; teniendo en la actualidad nexos con la Alianza del Norte, disidencia de la Oficina de esta estructura, que contiene a Los Mesa, a Los Pachelly de Bello, a Los Chata; y por otra parte está la Oficina de Envigado donde están Los Triana, La Terraza y las AGC, con la cual se vincularon Los Chivos. Siendo el corregimiento de Altavista un corredor estratégico para movilizar el narcotráfico por San Javier, San Antonio de Prado y la comuna 70 para salir al Caribe.
En este trasegar de denunciar lo que ocurre en estos sectores, Rengifo ha develado casos que parecen de ficción, por lo insólitos y particulares, como que la estructura criminal de Los pájaros tenían dos bebes reptiles, eran cocodrilos pequeños, los estaban cuidando y alimentando, en Zafra, siendo este un lugar urbano y les estaban dando zarigüeyas, por lo que se sospecha que de pronto podrían desaparecer personas con estos animales.
También cuenta que en Belén Zafra hubo una casa de tortura, donde descuartizaban a la gente esta estructura criminal, incluso tenían perros pitbull torturando a sus víctimas. En Altavista, Los Chivos desaparecían personas en los hornos de los tejares, aparte de que en este 2020 se han encontrado fosas con jóvenes adolescentes, mujeres y personas que se encontraban desaparecidos.
Haberse metido con las AGC, con las Mulas en la Capilla, con los Joaquinillos y con los de la cancha en el Rincón también le pasaron factura; amenazas continúas, por eso anda con esquema de seguridad y una camioneta de la Unidad Nacional de Protección. La intimidación más reciente ocurrió por hacer presión para que se sepa qué ocurrió con el joven Miguel Ángel Castellanos, de 16 años, a quien los gaitanistas lo torturaron, lo asesinaron y lo tiraron al río Medellín, tras cruzar una frontera invisible en barrio Bolsa.
“Muchas autoridades policiales y militares, conviven o hacen parte de la estructuras criminales en la ciudad, no se puede generalizar, pero hacen parte y les ayudan a esta gente las autoridades”, cuenta Rengifo. Como ocurrió con el capitán Rojas y otros 22 policías que tenían presuntos nexos con las estructuras criminales de la comuna 16. En algún momento le pasó que creyó en las autoridades, confiando situaciones graves de lo que pasa en Belén, y resulta que estos estaban infiltrados en la institucionalidad por estos actores armados.
Aún y con todo esto, dice que no pretende ser un mártir del país, que a veces baja la guardia y que de algún modo quisiera alejarse de esto por motivos de seguridad o a veces la misma ingratitud de la gente, pero le entra otra llamada y puede ser un joven, una mujer o un adulto mayor pidiéndole que intervenga por ellos, porque las autoridades no los atienden, y quien los atiende es él que para algunos puede tener algún interés en particular, para otros puede ser por sensible o porque en ello encontró su sentido a la existencia, aunque lo cierto es que quien se sigue exponiendo es él.