Una vez estuvo el salón principal del Hotel Boulevard en el distrito de Miraflores al sur de Lima, Perú, la abogada Ana María Vidal, coordinadora del Grupo de Dialogo Minero en su país, pasó al frente. Era la mañana del jueves 24 de noviembre del año 2011. Por primera vez, un grupo de expertos, empresarios, líderes sociales y funcionarios gubernamentales, se reunían para hablar sobre minería a gran escala, en un intento por promover reflexiones a partir de los desafíos y las oportunidades más allá de los problemas que esta actividad general.
Aquella reunión entre más de 170 delegados locales, de Colombia, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador y México, abordó el espinoso pero necesario tema por invitación del Grupo de Diálogo Latinoamericano ‘Minería, Democracia y Desarrollo Sostenible’, una organización que busca crear puentes entre los actores de la actividad minera en los territorios, estados, empresas mineras y comunidades locales, campesinos, indígenas, afrodescendientes.
Por esos días en Cajamarca, la ciudad más importante del norte de Perú, crecía una protesta en contra de la multinacional Newmont, explotadora de oro. Ricardo Morel uno de los anfitriones del encuentro se encargó de poner al tanto a quienes llenaron el salón del Boulevard. Leyó una carta que el Grupo le había enviado al entonces presidente Ollanta Humala Tasso con copia al alcalde de Cajamarca, Gregorio Santos y a Carlos Santa Cruz, vicepresidente de Newmont, en la que proponía un respiro: sentarse a conversar, vislumbrar soluciones y llegar a acuerdos. Eso es lo que hace el GDL.
Por Colombia estaban allí, Bernardo Toro y Eduardo Villegas miembros de la Fundación Avina, encargada de “identificar oportunidades de acción para un cambio sistémico hacia el desarrollo sostenible, vinculando y fortaleciendo a personas e instituciones en agendas de acción compartidas”. La fundación fue creada en el año 1994 por el empresario suizo Stephan Schmidheiny, con el propósito de apoyar el desarrollo de pueblos y veredas en dónde se extraen minerales y al tiempo, proteger el medio ambiente, de la mano de empresas privadas y organizaciones que promueven el liderazgo entre quienes habitan estos territorios.
Schmidheiny eligió América Latina como campo de acción porque su conglomerado de empresas de árboles maderables, llamado Grupo Nueva, operaba en la región. Además lo convencía el potencial que América Latina tiene para cambiar sus realidades e inspirar a otros continentes.
La Mesa de Dialogo Permanente es el espacio que construyó Avina en Colombia para discutir el tema de la minería desde el 2011 con el apoyo de Razón Pública y Gestión Ambiental Estratégica. Su desafió es lograr que la minería en Colombia sea vista como una oportunidad para crear riqueza, así como evitar que continúe activando la violencia. La fórmula que propone es la siguiente:
Y para avanzar hacia su cometido, creando también relaciones de confianza y respeto entre los sectores involucrados, se realizó el IV Encuentro Internacional del Grupo de Diálogo Latinoamericano en Hotel Royal Park de Bogotá.