Peñas Blancas está clavado en una montaña nororiental de Bogotá, en el barrio Rosales. Parece más un hotel de lujo que un edificio residencial. El color blanco, el diseño delgado, el frente curvo y los gigantes balcones cercados de vidrio le dan ese rasgo. Fue durante muchos años la joya de la corona de la inmobiliaria Escalar, de los arquitectos Juan Rodríguez y Héctor Uribe. Son especialistas en levantar edificios para millonarios. Era el proyecto de mostrar. Al momento de construir Peñas Blancas en 2007 y de entregarlo dos años después, fue el metro cuadrado más caro de Bogotá y de Colombia. Superaba los $14 millones. El apartamento más pequeño de 210 metros cuadrados costaba, en ese momento, $3.000 millones. El más grande superaba los siete mil.
El lujoso edificio que tuvo una inversión de setenta millones de dólares está hoy en medio de una costosísima y larga pelea. La fachada se está cayendo a pedazos. Ocurre desde hace 10 años. Los dueños de los apartamentos y la administración del edificio han intentado que la constructora de los Rodríguez y Uribe responda por los daños. Los arquitectos aseguran que no lo harán. Argumentan que el desprendimiento de las losas de la fachada es un descuido de mantenimiento y que el arreglo lo deben pagar los residentes. El arreglo cuesta $10.000 millones. Ninguna de las partes quiere pagar esa cantidad.
En su momento Peñas Blancas fue un éxito en ventas. El cien por ciento de los apartamentos, que están montados en una hectárea de tierra, fueron comprados antes de ponerse el primer ladrillo. Son tres torres de 12 pisos. Solo hay 66 apartamentos. Seis de ellos son penthouses dúplex que hoy en día valen más de $8.000 millones. Es un edificio top que sus constructores vendieron como la mejor experiencia de vivir en un club social.
El cantante Juanes y Margarita Rosa de Francisco son dos de los propietarios. Frente a la negativa de la constructora para solucionar el daño los dueños contrataron junto a los otros 64 residentes a la firma Robledo Abogados, del exviceministro y exsuperintendente Pablo Felipe Robledo, cabeza del bufete y abogado de los copropietarios que vieron la demanda como último recurso frente a reveses que han tenido frente a las reclamaciones. Los dueños de los lujosos apartamentos se van a defender con todo.
La Superintendencia de Industria y Comercio, que hoy está dirigida por el abogado Andrés Barreto, desestimó las pretensiones de los dueños. La respuesta de la SIC respaldó a los cotizados arquitectos. Estos argumentaron que el tiempo para presentar las reclamaciones por acabados venció hace 10 años. La respuesta la ratificó el Tribunal de Bogotá. Ante la Secretaría del Hábitat también llevaron el caso. No ha habido respuesta.
La defensa del abogado pereirano Pablo Felipe Robledo, quien volvió a litigar después de su salida de la superintendencia en 2018 después de 6 años en el cargo, busca demostrar que el problema de la fachada no es un simple daño de acabados. La Sociedad Colombiana de Ingenieros, contratada por el consejo de administración, hizo un peritaje al edificio. Los ingenieros encontraron fallas que estarían allí desde la puesta de las losas de piedra caliza que hacen la blanca fachada, aquella misma que tanto enamoró a los compradores hace 12 años.
El informe es contundente. Los peritos dicen que, aunque las losas tengan 12 años allí, y haya condiciones en el ambiente que las pudo deteriorar, estas no son causas de la caída, que bien pudo haber generado un grave accidente. Por esta razón varias zonas tuvieron que cerrar, como el parque de los niños y el parqueadero de visitantes, que queda al frente de la fachada principal.
También se hallaron varios errores. Hay fallas en el diseño y la puesta de la fachada. Exceso de cemento en algunos lados, falta de pegante especial en otros y excesos de este en algunos más. El informe dice que al parecer faltó supervisión técnica que llevaron a que se hayan pasado por encima los errores.
La estructura del edificio está bien. Peñas Blancas no se va a caer. Pero la fachada sí seguirá derrumbándose. Así lo dicen los expertos. Las losas de piedra que queda en buen estado deberán anclarse con tornillos. Las fisuradas deberán cambiarse. Para que los residentes de Peñas Blancas recobren su tranquilidad y seguridad la fachada deberá someterse a un millonario arreglo que nadie quiere asumir.
La multimillonaria pelea lleva doce años. El round judicial, que tampoco será nada económico, apenas arranca. Robledo y su equipo están afilando los argumentos. Los arquitectos harán lo propio. Por el momento nadie quiere hacerse responsable de los diez mil millones mientras la cara bonita de Peñas Blancas, un emblema de la riqueza, se desmorona a pedazos.