La Guajira parece signada por la providencia a recoger tragedias y tempestades de los regalos que tanto la naturaleza como las instituciones le deparan; como aconteció con los troyanos con el caballo que los griegos les regalaron. De la bonanza cafetera recogió el ascenso en el escalafón socioeconómico de las familias de los osados que se le midieron a esa empresa; de la bonanza marimbera, la efímera sensación de la distribución democrática de la riqueza y la real condición de dolor y muerte en todo el territorio; del regalo natural de la extracción de sus recursos, gas y carbón, la peste de la corrupción política y administrativa.
Hoy, en virtud de los desencuentros y de la relación amor-odio entre los gobiernos centrales de Colombia y Venezuela, recibimos el “regalo” por parte de Estados Unidos de varias decenas de tanques de guerra dizque para proteger nuestra frontera. Conocedores de que Estados Unidos nada regala porque no tiene amigos sino intereses, como reza su consigna estatal, debemos analizar si esta donación sirve a nuestro país o a Estados Unidos.
Una frontera se blinda y fortalece cuando el país teme una agresión. La patología de fronteras propias de estas zonas no es ajena a nuestra región, pero a la luz de los hechos históricos no son mas graves que los hechos sucedidos en épocas pretéritas. Durante las administraciones de Misael Pastrana y Rafael Caldera la caldera de las relaciones entre los dos países se calentó de tal manera que llegaron al estado de preguerra y ante la precariedad de nuestra defensa fronteriza sin aeropuertos militares ni puertos armados se habilitó, como medida de emergencia, 2 kilómetros de la carretera troncal del Caribe como aeropuerto táctico para que los aviones T 38 pudieran despegar y aterrizar desde allí sin tener que hacer el recorrido desde Barranquilla, ese aeropuerto táctico es lo que los riohacheros conocen como la autopista que parte desde el arroyo Guerrero.
Gracias a la actuación de la Cancillería, en esa época esta cartera era ocupada por diplomáticos de carrera o expertos en derecho internacional, conjuntamente con la intervención de gobiernos amigos se llegó a arreglos satisfactorios. En esa época Venezuela tenía una posición dominante en Latinoamérica y el Caribe, y era la joya del reino para Estados Unidos, quien impasible miró hacia otro lado y no se preocupó por la suerte de nuestro del país. Posteriormente, durante los mandatos de Virgilio Barco y Jaime Lusinchi la incursión de la corbeta Caldas en el golfo de Coquivacoa, dizque traspasando la línea limítrofe, provocó la reacción de Venezuela y se estuvo a punto de ir a la confrontación armada. El buen juicio y la intervención de las cancillerías evitaron la confrontación. ¿Qué hizo Estados Unidos? Nada a favor de nuestro país.
A partir de ese evento se fueron creando puestos militares en el departamento, además del Rondón en Buenavista, el Cartagena en Riohacha y el de Maicao se crearon los puestos de Uribia, Cerro de la Teta y la Macuira, Albania y el de la Armada en Punta Espada como insomnes vigilantes de nuestra soberanía.
Cuando el presidente Chávez quiso demostrar que era más bravucón que Uribe y movilizó varias divisiones blindadas y de infantería a la frontera por el lado de La Guajira más la flota de aviones Sukhoi 57 para confrontar los obsoletos Urutú y Cascabel de nuestro ejército Estado Unidos no se dio por enterado porque no tenía intereses que defender en La Guajira.
Hoy, cuando las condiciones entre nuestros dos países no son tan críticas como lo fueron en las dos ocasiones anteriores; cuando la situación de las potencias mundiales no favorece una confrontación colombo-venezolana porque Rusia con su situación preguerra con Ucrania no se va a dividir con otra confrontación en América apoyando a Venezuela; cuando Estados Unidos no está en capacidad de adelantar confrontación con Venezuela por medio de su socio estratégico, Colombia, porque implicaría la intervención de Irán y China se preocupa por la frontera Guajira-Venezuela pero no por la frontera Santander-Venezuela, le entrega un anticipo de 20 tanques de segunda a La Guajira dizque para proteger la soberanía guajira, ¿lo hace porque nos ama y nos protege o porque está protegiendo la inversión de sus empresarios en el parque eólico?
La militarización no solo ofende nuestra idiosincrasia, sino que es un elemento de desintegración social y territorial, y limitante de la libre determinación popular, además de que se constituye en medio coercitivo e intimidatorio para limitar la libertad de expresión de nuestras comunidades, que pueden ver en la implementación, construcción y desarrollo de los generadores de energía eólica y fotovoltaica un medio expedito para convertir al indígena en desplazado dentro de su propio territorio. Tal acción parece el primer paso para la planeada implementación de un régimen de conculcación de los derechos a la libre expresión, que se complementa con la aprobación del artículo que penaliza la divulgación de noticias que confronten los tentáculos del poder. Este par de tenazas cerraría el círculo de terror popular para gobernar con la teoría Goebeliana de que las multitudes dominadas por el miedo son fáciles presas de sus manipuladores.
Lo censurable no es que esto esté sucediendo, pues forma parte de la estrategia de la casta gobernante; lo reprochable es que ninguno de nuestros gobernantes, diputados, concejales —y todavía más censurable— ninguna de las personas que aspiran a ser postulada como candidato o candidata al Congreso ha levantado su voz al respecto, por lo que podemos concluir que si no son capaces de defender sus convicciones en su localidad, menos podrán hacerlo si llegan a ser elegidos para el Congreso y de pronto vamos a llevar a esas instancias otro Anatolio.
Amanecerá y veremos.