El pasado lunes tuvo lugar en un hotel de Chapinero alto una reunión convocada por ABC Paz y el Centro Internacional para la Justicia Transicional ICTJ. Se trataba de una sesión más, en pleno, de la llamada Mesa de Excombatientes, un proceso surgido del trabajo de la Comisión de la Verdad, para sus propios fines, pero que luego de la presentación que hizo esta del informe final, acordó por decisión de sus miembros continuar adelante.
Dentro de la reconstrucción de verdad que realizó la citada Comisión, surgió la idea, años atrás, de realizar un seguimiento a los distintos Acuerdos de Paz suscritos con organizaciones armadas en el pasado. Y para ello se acordó citar a antiguos miembros de esas organizaciones para que hicieran el relato de su experiencia en armas, así como de lo acontecido con ellos una vez las abandonaron para reintegrarse o reincorporarse a la sociedad.
Acudieron antiguos militantes del M-19, del ELN, en su versión de Replanteamiento y otros procesos de desarme, del EPL, del PRT y la CRS, además de varios integrantes de las antiguas Autodefensas Unidas de Colombia, AUC. Por esas razones particulares que nunca quedan claras del todo, la Comisión y los miembros de las anteriores organizaciones acordaron no invitar a las antiguas Farc hasta casi el final de las sesiones.
De las diez sesiones programadas, los delegados de las extintas Farc llegamos por primera vez a la séptima, luego de que la propia Comisión y los representantes de las organizaciones asistentes concluyeran que sin la presencia de los firmantes del Acuerdo Final de Paz de La Habana el trabajo quedaría incompleto. Nuestra presencia enriqueció sin duda el proyecto y resultó útil hasta para la declaración final.
No suele ser aconsejable nombrar algunas personas cuando los grupos están integrados por muchas más, pudiera parecer que se las ignora deliberadamente. Aun así, citaré a algunas, como Alonso Ojeda Awad, Carlos Arturo Velandia, Vera Grabe, Rodrigo Londoño, Francisco Caraballo, Álvaro Villarraga, Ernesto Báez, cabezas importantes de movimientos que dejaron las armas, además de otros no menos significativos que fundaron la Mesa.
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Alonso Ojeda Awad, Carlos Arturo Velandia, Vera Grabe, Rodrigo Londoño, Francisco Caraballo, Álvaro Villarraga, Ernesto Báez, cabezas importantes de movimientos que dejaron las armas, fundaron la Mesa
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De las prevenciones iniciales, sobre todo las relacionadas con los exjefes de las autodefensas, se consiguió pasar a una relación cordial, de equipo, caracterizada por el respeto y la inclinación a escuchar con atención. Seguramente habría cosas que nunca se compartirían, pero al final quedó en evidencia que era posible dialogar, intercambiar, plantear puntos de vista opuestos, todo de manera civilizada e incluso fraternal.
El día de la declaración final hubo abrazos, fotografías y testimonios que publicó la prensa. Pero también esa fecha señalaba el final de la experiencia, en adelante cada uno tomaría su camino. Fue lo que llevó al ICTJ y a ABC, además de la ya encaminada a desaparecer Comisión de la Verdad, a proponer que no se dejara extinguir el proceso, a hacer esfuerzos por su continuación, buscando sus propios espacios y objetivos relacionados con la paz.
Desde luego que la reconciliación podía ser uno de ellos, el solo ejemplo de aquellos encuentros resultaba estimulante. Como conclusión del proceso quedaron flotando en el aire los incumplimientos del Estado colombiano a cada uno de los pactos firmados con todas las organizaciones. Amarga experiencia la de los ex -AUC, que se sometieron a Justicia y Paz, aportaron verdad, pagaron largas penas y aún siguen sub judice, con más de 5000 asesinados.
Es lo que ha llevado a continuar con las reuniones, para adelantar tareas relacionadas exclusivamente con la paz y la reconciliación, entre ellas el cumplimiento de lo pactado. La Mesa se dirigió al gobierno nacional, manifestando su propósito de colaborar con la Paz Total, consiguiendo buena receptividad. El Comisionado de Paz, Danilo Rueda se presentó a la reunión del lunes pasado, al igual que Gloria Cuartas, para expresar su apoyo.
En su nueva etapa, la Mesa sumó otra fuerza, la de los antiguos miembros de las Fuerzas Militares que comparecen ante la JEP para responder por hechos atroces como los falsos positivos. Como los antiguos AUC, también ellos tienen enormes problemas para llevar una vida normal y aspiran a obtener soluciones definitivas. Una de las próximas tareas es acudir a Montes de María, a proponer y concretar un pacto por la paz con todas las fuerzas políticas y sociales.
Ya se ha hecho contacto con líderes sociales representativos de dicha región y se conoce la difícil situación que se vive allá, por el control casi total por parte del Clan del Golfo. La Mesa de Excombatientes enviará sus delegados, como voceros de la paz y la reconciliación, con el acompañamiento y respaldo del Alto Comisionado y la Unidad de Implementación. La idea es realizar un acto público con la mayor participación posible de las comunidades.
Exmilitares, exguerrilleros, exparamilitares, hombro a hombro con el gobierno del cambio en pro de un país mejor.