Vivimos en una época en donde la mentira es difundida intensamente por medio de las redes sociales, causando así acalorados debates masificados e injustificados, en donde las agresiones van y vienen entre quienes las creen y quienes no lo hacen. La mentira es un instrumento de guerra. Si vivimos en esta civilización moderna, tan avanzada tecnológicamente, ¿por qué seguir empecinados en usar las agresiones diariamente cuando el otro no está de nuestra parte o cuando piensa diferente?
Con los años de evolución que lleva nuestra especie, hay que usar la razón antes que el enojo porque “a menos que podamos emplear la inteligencia para dominar nuestra agresión, la especie humana no tendrá muchas posibilidades”, como dijo Stephen Hawking. Si queremos vivir en paz, entonces hay que desarmar la mentira, dejar los odios, las venganzas, las traiciones, los miedos y los dolores, levantar el polvo y limpiar lo que la guerra echó a perder. Hay que intentar recorrer un camino diferente al que hemos llevado hasta ahora en nuestro país, acaso ¿no estamos ya cansados de tanta muerte?
Se acercan nuevas elecciones presidenciales, en medio de escandalosas noticias de corrupción y en el trascurso del proceso de paz logrado luego de tanto esfuerzo entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc. Estamos en crisis en varios sectores del país, un país cada vez más dividido entre la izquierda, la derecha y el centro. En el campo político y la aglomeración mediática, la mentira es más peligrosa y más dañina, por eso debemos ser capaces, por el bien del país, por el futuro, de escuchar lo que los candidatos proponen en temas importantes como educación, salud, economía, medioambiente, etc.
La ciudadanía debe participar en la política, en la construcción de consensos que nos lleven a la estabilidad social, política y económica. ¿Cómo vemos la política?, ¿nos sentamos de puertas para adentro con nuestras familias a hablar de política? Si queremos que nuestro país cambie en verdad la razón debe prevalecer sobre pasiones o egos individualistas que lo único que hacen es dividirnos, causar confusión y lograr que los corruptos sigan haciendo fiestas con el erario público. ¿Creemos todo lo que vemos?, ¿cuestionamos la información que nos llega? Estas son preguntas que solo nosotros podemos contestar. Necesitamos un mejor porvenir, un futuro seguro y estable, y entre todos lo podemos construir.