Por estos tiempos la solidaridad y unión de toda la ciudadanía se ve reflejada por el surgimiento de iniciativas como: recolectas de mercados, poner la mesa comunitaria con productos de primera necesidad, realizar trueques, la espontaneidad del vecino al compartir de su mercado con el de al lado, pero, ¿en todos estos productos recolectados se está pensando en el ciclo menstrual de las mujeres, o estos productos no son considerados de primera necesidad?
Bien se ha dicho, estamos en tiempos de crisis y pandemia, donde el aislamiento social obligatorio es fundamental para aplanar la curva de contagio y fortalecer los sistemas de salud, sin embargo, el ciclo menstrual de las mujeres no se detiene ni por el cierre de empresas ni comercio, este sigue apareciendo cada 28 días y con ello la incertidumbre y ansiedad de miles de mujeres que por este tiempo de contingencia no cuentan con la solvencia económica para acceder a estos productos de higiene y cuidado.
La duración del sangrado menstrual varía dependiendo del organismo de cada mujer; en condiciones regulares, el ciclo menstrual es cada 28 días, con una duración alrededor de 5 días, teniendo en cuenta las medidas recomendadas de cambiar la toalla o tampón cada 4 horas; en promedio una mujer, al mes consume treinta (30) unidades.
Los productos de higiene menstrual son un gasto netamente de nosotras, las mujeres, sin contar que son productos de alto costo, aunque en el 2016 la Corte Constitucional en Colombia tumbó el impuesto de valor agregado (IVA) 5% a las toallas higiénicas y tampones, pero, la realidad es otra para las mujeres que comparan sus ingresos con sus gatos y ven estos productos inalcanzables. En el mercado un paquete de toallas higiénicas de treinta unidades (30) están entre los diez mil pesos (10.000 $) y los doce mil pesos colombianos (12.000$), haciendo que el acceso a ellos sea solo para cierto tipo de mujeres, por ende, en estos tiempos muchas mujeres deben priorizar sus compras ya que si compran arroz, panela y aceite no les alcanza para las toallas higiénicas. La precariedad económica para adquirir toallas y tampones, debido al alto costo de los productos obliga a que muchas mujeres recurran a otras alternativas como trapos, telas viejas, incluso papel periódico. Estas prácticas pueden provocar infecciones y enfermedades vaginales.
La menstruación debería entenderse como un tema de salud pública y las toallas higiénicas, que más bien deberían llamarse toallas o productos menstruales tendrían que considerarse como productos de primera necesidad, y no solo como compras que debe realizarse cada mes.
El virus ataca a todos independientemente de su género, orientación sexual, creencia religiosa, etnia o clase social, pero el confinamiento o cuarentena está castigando, por encima de todos a las poblaciones que viven en la escasez o del día a día.
Estamos exigiendo nuestros Derechos. Derecho a la Salud y Derecho a una Salud Sexual y Reproductiva de manera segura e integral.